Capítulo 3: El principio del cambio

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Dos rubios se encontraba cenando sin intercambiar palabras, mientras la televisión se encontraba encendida.

Katsuki se encontraba agotado, no se arrepentía de sus actos, pero odiaba asumir las consecuencias.

Tenía que comenzar desde ahora si no quería desaprobar el semestre. Además de ayudar a un inadaptado social a hacer amigos, lo cual sería su talón de alquiles.

No es que le desagradara el bicolor, para nada. Era amigable, tranquilo y pacífico; muy contrario a el rubio cenizo, pero si se lo hubieran presentado en otra circunstancia, se hubieran hecho buenos amigos.

Incluso Izuko hubiera sido amigo Shoto; los dos se parecían entre si, así que estaba más que seguro que serían inseparables.

Izuko...

—Y bien, ¿como te fue en tu primer día de clases? —rompió el hielo Mitsuki con cierta ironía.

—Nada del otro mundo —contestó vagamente el menor.

—¿Hablaste con Aizawa? —preguntó con su vista fija en la televisión.

—Tengo hasta la otra semana para presentar mis trabajos pendientes —respondió.

—Ah, entiendo —dijó mientras se levantaba de sofá, dejando su plato en la mesa, para luego darle un sape en la cabeza a Katsuki—. ¿¡Y que mierda esperas para ponerte a hacer las tareas!? —refutó molesta.

— Maldita sea, me dolió —contestó el menor mientras se pasaba la mano por la cabeza.

—Terminas de cenar y avanzas con tus tareas —ordenó Mitsuki.

Se menor se encontraba en su habitación, se había dado una ducha para despejar la mente. Lamentablemente, no había funcionado.

—¿Que mierda es el formato APA? —se cuestionó mientras mordía el lápiz con frustración.

Parecía que un mes de inasistencia había dado sus frutos, no entendía absolutamente nada.

—Mejor pasemos a Álgebra —se dijó mientras buscaba dicho libro—. Haber... "Si dos números consecutivos no negativos tienen la siguiente propiedad: el cuadrado de su producto excede en 90 al doble del cubo del menor de ellos. ¿Cuánto suman dichos números?" —leyó tratando de hallarle sentido al problema.

En ese momento Bakugou se dio cuenta que no sabía nada. Por más que intentaba no podía resolver ningún ejercicio.

Paso toda la noche buscando avanzar con alguna tarea; revisó todos los cursos, pero no entendía ninguno; ha excepción de inglés.

Odiaba aceptarlo, pero necesitaba ayuda.

Un nuevo día comenzó, y el ambiente en la familia Todoroki era como todos los días, ni tan bien pero tampoco tan mal.

—Shoto, baja de una vez que llegaras tarde —habló Fuyumi desde la cocina.

—¡Ya voy! —exclamó un animado bicolor mientras bajaba las escaleras.

—Hoy día te ves de buen ánimo, Shoto —comentó Touya—. ¿A que se debe ese milagro?

—No seas chismoso —regaño Natzuo al pelinegro—. Aunque si nos dices no hay problema —argumentó un curioso peliblanco.

—No lo sé, solo me levante de buen humor —respondió el menor—. ¿Acaso siempre estoy de mal humor?

—Nah, para nada —contestó con una pizca de burla el mayor—. Solo que aveces traes cara de estar cansado de la vida, nada más.

—No le hagas caso Shoto —mencionó Fuyumi dándole un sape a Touya—. Nos alegra verte más animado.

El bicolor solo pensaba en sí había sido muy obvio su repentino cambio de ánimo. Así que procuró ser más discreto para la próxima.

Corazón herido [Bakutodo/Bakudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora