🇺🇸🏰🇬🇧 . . . it's you and me, that's my whole world
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𝐄𝐍 𝐃𝐎𝐍𝐃𝐄 adela descubre lo que en realidad hay detrás de la política mien
tras tanto ella como sus hermanos tie
nen que lidiar con el escrutinio público...
it's you and me that's my whole world they whisper on the hallway "she's a bad bad girl" so sad we paint the town blue voted most likely to run away with you
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──── ❅ ADELA MARIE CLAREMONT DÍAZ había crecido rodeada por el entorno ajetreado y a veces asfixiante de la política. Pasó toda su infancia viendo a su madre teniendo extenuantes días dentro del congreso y con los años, liderar una nación de la manera más sabia y congruente, adaptándose al cambiante ritmo con el que el mundo avanzaba, buscando siempre la manera de mantener a su país a flote.
Del mismo modo, su hermano Alexander fue quien al final del día estableció un ejemplo a seguir para ella. Cuando Adela lo veía desde casa a través de una pantalla dando discursos, con una sonrisa en su rostro y contagiando a todos con su encanto natural, siempre dispuesto a escuchar y siempre teniendo algo que decir —puesto que según su percepción, Alexander era asombrosamente inteligente— ella supo que quería ser como él, no había nada que la hiciera más feliz que ver a su hermano hacer lo que le gustaba, con tanta pasión.
Su infancia transcurrió entre clases particulares dentro de su casa en Texas, yendo después a la capital cuando su madre comenzó su primera campaña de candidatura para la presidencia. Viendo aún más de cerca cómo era el ambiente de trabajo de su madre, descubrió que la única forma de llegar a ese codiciado lugar, era a través de los ciudadanos.
Conforme crecía, fue abriéndose camino entre su familia, apoyando diversas causas sociales, visitando fundaciones y llevando esperanza a quien lo necesitara.
Ella amaba ser parte de eso, tal vez no por el lado de la política —aborrecía a los republicanos más que cualquier otra persona en su familia. La tensión del congreso y las opiniones sensacionalistas de cualquier pseudo analista político, eso simplemente le causaba una inmensa repulsión— sino porque en todas esas conferencias, entrevistas o cualquier otra aparición pública en general, sabía que estaba ayudando de cierta manera a construir el futuro de su país y a afianzar el legado que su familia estaba construyendo desde hace años. La voz de todo ciudadano americano importaba.
Por ese mismo motivo, con los años, se presionó a sí misma a dar siempre lo mejor de ella, aún así a veces pareciera imposible. No quería defraudarlos.
Al otro lado del mundo, el príncipe William fue criado en un ambiente completamente opuesto. Desde los seis años fue capaz de notar lo que ser parte de la monarquía conllevaba, no era solo salir al balcón y saludar a la multitud ensordecedora afuera de palacio, había sacrificios de por medio porque, como su antepasado la Reina María había dicho: la corona siempre debe ganar. La corona siempre estaba en primer lugar.
