Capitulo 2 Jean

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La alarma suena y debo pararla, antes de que katrin se enoje.
Me levanto de la cama buscando mi móvil para apagar la Alarma, no aparece.
Me siento en la cama, respiro hondo, la Alarma se calla y suspiro.
-Mama...- susurre sonriendo.
Me levanto de la cama directo al Baño, cierro con seguro, me recargo en la puerta, Lunes, odio lo Lunes.
Retiro mi ropa y me meto a la bañera, el agua esta fría, como siempre, puedo sentir la presión del agua en todo mi cuerpo, me siento Libre.
Una vez puesto mi Uniforme, decidí arreglarme un poco, no me gusta el maquillaje, simplemente me puse Rímel en las pestañas, me mire en el espejo, tome la mochila y baje silenciosamente las escaleras.
Estando abajo, me acerque al refrigerador, tome el jugo de Naranja, me serví en un vaso, bebí el jugo, mire mi móvil, cierto, no hay nadie quien me mande mensajes, mire la pantalla, al ver la hora deje el vaso en la mesa y corrí a la salida.

Odio todo, odio a mi padre, odio a su esposa, odio el pueblo, odio todo.
Caminaba entre las calles, sola.
Me detuve en un pequeño parque, vi como unos niños molestaban a una niña, no sabía debía acercarme o no, pero lo hice.
-Deberían respetar- dije quitándoles la muñeca de la niña -A las niñas se les trata con Amor- sonreí devolviéndole su muñeca a la pequeña niña.
-Cállate Anciana- gritaron los tres niños corriendo hacia el otro lado.
-¿Anciana?- susurre.
Me di la vuelta me hinque frente ala pequeña niña de ojos verdes, acomode su cabello -Deberías irte a la escuela- dije con una sonrisa.
La niñita asintió y corrió con su mochila.
Seguí mi camino, me detuve frente a la puerta del Instituto, suspire.
Saque mi móvil y coloque mis Audífonos, caminaba entre todas las personas ignorando sus comentarios hacia mí.
Al llegar a mi salón, como siempre, mi lugar estaba lleno de basura, así que simplemente deje la mochila un lado, rejunte la basura y la tire en su lugar.
Tome asiento, mirando por la ventana como iban entrando los rayos del sol, deje caer mi móvil, se desprendió un audífono.
-Mírenla, tan sola como siempre-.
-Dicen que te habla te puede maldecir-.
-La Chica Solitaria, que lastima-.
Entre tantos comentarios solo me quede callada y rejunte mi móvil.
Durante las primeras horas, me quede observando la ventana, el cielo se veía nublado, llovería.
En el descanso tome mi mochila y camine entre los pasillos, hasta llegar con la puerta azul gastado, que daba a la Azotea, pase por esa puerta.
Me recosté en una de las paredes de ahí, cerré mis ojos y puse música en mi móvil.
El sol daba en todo mi rostro, hasta que deje de sentir lo cálido del sol, decidí abrir los ojos, alguien estaba observándome, me ruborice y quite los audífonos.
-¿Qué haces aquí Chica Solitaria?- pregunto un chico con unos libros en su mano.
Negué con mi cabeza.
-Haz mis trabajos- dice el chico soltando sus libros en mí.
Asentí con la cabeza.
El chico se retiró, dejándome con todo sus trabajos, suspire y comencé a leer lo que debía contestar.
No vi la hora, pero por culpa de hacer sus trabajos perdí dos clases, al acabar tome sus libros y baje a buscar a aquel chico.
Buque por todo el edificio, y no estaba, quizás se saltó clases, suspire, y salí del edificio directo al patio trasero.
Lo sabía.
Ahí estaba el chico con varios amigos, me acerque muy dudosa, al estar enfrente de ellos, me ignoraban, nadie me miraba ni decía nada.
-Eh...- dije en voz baja.
Al ver que no escucharon, me acerque unos pasos más.
-Detente ahí chica- dijo uno de ellos.
-si no queremos raritos cerca de nosotros- dijo otro.
Todos rieron ante su comentario, el chico que me había encargado sus trabajos se acerca a mí y toma sus libros.
Él se dio la vuelta, nuevamente desaparecí, ya no existía ahí.
Me di la vuelta y Salí del instituto, decidí ir al parque de siempre.
Mientras caminaba, algunas gotas comenzaron a caer, corrí debajo de una parada de autobús, se encontraba sola, así que me senté y bufe.
Cuando bajo un poco la lluvia aproveche para irme directo a la casa, al llegar, mire el reloj.
-mierda- murmure.
Unos tacones resonaban por toda la casa, Katrin.
Cerré mis ojos y camine hacia las escaleras, por mi mala suerte me topé con ella.
-¿Qué quieres niña?- pregunto dándome un empujón hacia atrás.
-Nada...- conteste en el suelo.
-Llegas tarde, ¿Qué te crees que eres?- pregunto enojada -¿acaso crees que la casa y la comida estarán solas?- grito.
Negué con la cabeza.
-Entonces empieza!- grito con más fuerza.
Mi corazón salto del grito, me levante tranquila y camine hacia la cocina.
Deje mis cosas sobre la mesa, saque mi móvil y mire la hora, suspire y guarde el móvil en mi bolsillo.
Comencé lavando los trastes, para poder terminar haciendo la comida.
Una vez lista la comida, prepare la mesa y serví los platos.
Mire el reloj, tengo hambre.
La puerta principal se abre, entra un hombre de traje, mi papa, no me miro tan siquiera, se acercó a las escaleras llamo a Katrin, y tomo lugar para comer.
Katrin baja y toma asiento frente a mi padre.
-¿Qué vez?- pregunta Katrin.
-Nada- conteste bajando la cabeza.
-Vete a tu habitación y no bajes hasta la cena- dijo Katrin tomando la mano de mi papa -No nos molestes-.
Asentí con la cabeza, tome mis cosas y subí a mi habitación.
-Bruja- murmuré para mi misa una vez cerrada mi puerta.
Deje caer mis cosas. Camino a mi cama y me siento en la orilla, miro el suelo desgastado.
-Malditos Sean los Adultos- grite con dolor y desesperación.
Miro mis delicadas manos.
"Soy tan frágil, son tan sensible, que podría romperme en cualquier momento".
Suspire ante mi pensamiento.
"Es verdad, siempre eh estado Rota".
Intente sonreírme a mí misma pero no pude, suspire y saque mi Móvil, con tan pocos contactos encontré a la única persona que ha estado conmigo en todo. Nick. Mi mejor Amigo de toda la Vida.
Justo cuando iba a marcarle una llamada de numero desconocido entra. Asustada deje caer el móvil al suelo, no dejaba de sonar, así que me acerque y tome la llamada.
-¿B-bueno?- dije tartamudeando.
-Laila- dijo una voz joven y masculina -Soy yo-.
-¿yo?- pregunto confusa.
-No tonta soy yo, Nick- dijo en risas -¿Qué vas a hacer hoy?- pregunto.
-Nada- conteste acostándome en el suelo boca arriba -Sabes que no puedo salir Nick-.
-Escápate- sugirió.
-¿Estás Loco?- conteste -Si katrin y mi papa se dan cuenta- me detuve y suspire -Me mataran-.
-No pasara nada, eres su hija- contesto.
-sí, su hija- respondí seca.
Hubo un silencio durante unos segundos antes que la llamada se cortara.
Genial.
A los minutos el mismo número marco, no dude en responder.
-Mira Nick no puedo salir y lo sabes- respondí enseguida.
-No soy Nick-.
Mi cuerpo se congelo al oir la voz de aquella persona, un desconocido completo. ¿Dónde esta Nick? ¿y Nick?, estaba tan confusa que no pude responder.
-Soy el dueño de este Celular- dijo con un tono divertido -Soy Jean-.
-¿y?- respondí. Fue lo único que pude decir.
-Nick me ha dicho que si te conozco podríamos levarnos bien, es por eso que te pedimos que te asomes a tu ventana- dijo seguro de si mismo.
¿A mi ventana?, suspire y me puse de pie, me acerque al marco de la ventana, comencé viendo mi reflejo, después pase a ver el auto negro de Nick fuera de mi casa, abrí los ojos como platos e hice señas de que se fuera.
Las dos puertas delanteras de su auto se abren.
Nick un chico más alto que yo baja de su auto con un cigarro en la mano, su cabello castaño claro alborotado y esos ojos verdes mirando hacia mi ventana. Su Amigo, Jean, bajo del lado del copiloto, un chico un poco mas Alto de Nick, cabello negro alborotado y ojos azul cielo, con una sonrisa perfecta, ambos mirando a mi ventana.
Y yo, una simple chica de cabello negro largo, pequeña y de ojos grises, parada frente a su ventana, mirando al amigo de su mejor amigo, ¿Quién pensaría que desde este día todo cambiaria?.

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