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La pelimorada ya había superado medio curso y sin duda no se arrepentía ni un poco de haber entrado a aquella universidad. Estaba realmente feliz.

No se consideraba una persona alegre ni pasional, pero desde que había entrado a ese lugar y había conocido a ese grupo tan diverso, se sentía más a gusto y cómoda con ella misma. Haber conocido a Momo la había hecho quererse un poco más. Además, sus padres siempre la habían apoyado a cumplir aquel sueño.

Aquel día estaba en su pupitre cuando el profesor entró. Ella le observó. El resto de la clase también estaba allí.

—Hoy hace dos años de la muerte de Kira Fuyutsuki. Sabréis que es una persona muy importante para el mundo de la música, así que hoy estudiaremos y hablaremos sobre ella—explicó—Luego por la tarde habrá algunas actuaciones de piano en su honor.

Aquella noticia la puso triste. Sin duda fue una muerte dolorosa para los amantes de la música. Aunque la segunda noticia le dio a entender que seguramente escucharía a Momo tocar. Lo estaba deseando.

Estuvieron durante el resto de la clase hablando sobre las canciones y actuaciones más emblemáticas de la pianista. Kyouka observó una fotografía en su ordenador. Por alguna razón aquella mujer le recordaba a Yaoyorozu, pero seguramente era porque no dejaba de pensar en ella.

Al salir, se reunió con el grupo, aunque solo estaban Denki y Mina. La pelinegra no estaba con ellos.

—¿Iréis a ver las actuaciones?—preguntó.

—¡Por supuesto!—Denki sonrió—El resto nos están esperando dentro. Nos han guardado sitio.

—YaoMomo toca, así que iremos a verla—Mina asintió.

La pelimorada sonrió al oír aquello.

—Genial, vamos. Estoy deseando escucharla.

Al entrar, localizaron al grupo entre toda la multitud y se sentaron con ellos. Kyouka también visualizó a Itsuka entre el público y también al chico rubio con el que bailó en aquella fiesta. Al verla, el de ojos azules le guiñó el ojo. La pelimorada decidió ignorar aquello y mirar el escenario.

Itsuka miró la acción de su amigo y le dio un golpe en el hombro.

—¡Oye!

—Déjala en paz, no le gustas. Así solo vas a asustarla.

La pelirroja suspiró negando. El rubio se cruzó de brazos.

—¿Cómo lo sabes?—preguntó de forma orgullosa.

—Dios, si piensas que le gustas es que estás ciego.

—Con amigos como tú para que tener enemigos, querida Itsuka.

Neito le sacó la lengua. Kendo le miró arqueando una ceja.

—Vamos Neito, lo digo por tu bien. Está claro que le gusta Momo y si también le gustan los chicos dudo mucho que tú seas su tipo.

—¿Cómo no iba a ser su tipo?—preguntó incrédulo—Además...¿No te molesta lo de Momo?

La pelirroja pensó que responder.

El sonido del piano | MomoJirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora