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El primer día Kyouka Jirou estaba eufórica. Nerviosa, pero eufórica. Su pulso estaba acelerado y sentía mariposas en el estómago, pero al mismo tiempo una sonrisa se encontraba adornando su rostro.

Había conseguido pasar el examen e iba a empezar su vida universitaria. Se sentía realmente orgullosa, ya que si había llegado allí, había sido gracias a su esfuerzo y al apoyo de sus padres.

Al llegar, se sorprendió. Había visto fotografías del lugar por internet, pero en persona era todavía más deslumbrante. Era enorme y bello, de estructuras blancas y lleno de todo tipo de obras artísticas y decoraciones como instrumentos, pinturas, esculturas, entre otros. Rebosaba la vida y el color y aquello inmediatamente calmó sus nervios.

Al ser el primer día tenía que asistir a una charla de bienvenida para los nuevos alumnos, ya que no había clases, por lo que buscó en un mapa la ubicación y se dirigió a una especie de sala de actos.

Se sentó en un asiento buscando a Denki entre la multitud. Vio que se encontraba con un grupo de gente, debían de ser los amigos de los que siempre le hablaba. Sin embargo, no vio a la pelinegra entre ellos.

La pelimorada prefirió sentarse sola. Luego se reuniría con él. No iba a mentir, Kaminari había estado muy emocionado por presentarle a sus amigos, pero ella estaba de los nervios. Sobre todo por conocer a aquella chica pelinegra que tocaba el piano.

Era un salón enorme, con muchas sillas y un escenario. De pronto, un hombre entró en escena. Era rubio y llevaba unas llamativas gafas. Kyouka dedujo que sería alguien del profesorado. Aunque se veía bastante excéntrico.

—¡Bienvenidos!—su voz rebotó por toda la sala a causa de unos altavoces—¡Bienvenidos a la Yuei nuevos y viejos estudiantes, bienvenidos a la mejor universidad de artes de todo Japón, un aplauso, por favor!

Todos aplaudieron. Jirou sonrió de oreja a oreja uniéndose a aquel aplauso conjunto, se sentía como en un sueño, y si era así, no quería despertar.

—Para los nuevos alumnos, supongo que ya os habrán explicado todo en las puertas abiertas o antes de asistir a vuestros exámenes, pero haré un repaso de las reglas ¡Manteneros despiertos!

Tras un discurso algo aburrido, donde explicó las normas básicas, el hombre agarró el micrófono con entusiasmo y les dedicó una gran sonrisa a todos los estudiantes.

—¡Y ahora os traigo una sorpresa!—exclamó. Todos los estudiantes miraron al escenario—¡Adelante, Yaoyorozu!

Era ella. La joven pelinegra salió al escenario. Ella esbozó una sonrisa suave al público. Aquello fue suficiente para que Jirou volviera a prestar atención. Cada vez que la veía su pulso se aceleraba.

Se oyeron silbidos y la joven de mechas moradas pudo ver qué venían del grupo de Denki, él incluido. Sus amigos parecían muy entusiasmados por verla sobre el escenario, aunque no eran los únicos. No era de extrañar que aquella chica fuera tan popular.

—¡YaoMomo, dale caña!—la animaron mientras levantaban sus brazos con energía.

La joven sonrió levemente y se sentó, luego, empezó a tocar el piano.

Silencio absoluto.

Todos se habían quedado ensimismados ante aquel sonido. El corazón de Kyouka latió con fuerzas. Era como si cada una de sus notas quedaran marcadas en su piel.

Cada vez que la escuchaba se emocionaba. El sonido de aquella chica le daba una nostalgia que no sabía describir.

El salón se llenó de aplausos y silbidos. Ella hizo una reverencia y salió del escenario.

El sonido del piano | MomoJirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora