La lluvia caía sobre el cuerpo de los dos, Juan había citado a Spreen a aquel lugar en donde los dos se conocieron. El viento chocaba con sus anatomías, ninguno de los dos llevaba un paraguas o algo para taparse de aquella lluvia.
Resumo lo que pasó.
Spreen se encontraba en su habitación cómo todas las noches, estaba algo preocupado por su novio puede no hablaba con este desde hace días.
" hola, Spreen, ¿Podemos vernos en nuestro lugar?"
Le llegó el mensaje a su teléfono.
" si, voy saliendo"
" okey, te espero."
Rápidamente se levantó de su cama y tomo un polerón, colocándose este y unos zapatos para luego salir de su casa, sus padres estaban dormidos y no quería despertarlos para prestarles el auto por lo que considero que sería buena idea ir caminando. Le tardó unos diez minutos llegar al lugar, pues este no estaba tan lejos de su casa.
Al llegar se dió cuenta que varias gotas de agua empezaban a caer sobre su cuerpo, maldicio internamente. De pie bajo aquel árbol de cerezo estaba el castaño quién miraba aquel grabado en la corteza de este.
- ¿Quien eres tu?- le pregunto al niño castaño quien estaba bajo aquel lugar que el había proclamado suyo.
- ¿Que te importa?- le saco la lengua, ignorandolo.
- Hola, cariño- lo saludo, sonriéndole. Se fijó que el castaño mantenía su mirada en aquel grabado en la corteza del árbol.
- J + S, desde ahora, somos tu y yo - río.
- ¡Somos amigos!
- ¡Seremos más!
- Hola...- el tono de voz del castaño no pasó desapercibido.
- ¿Que pasa?- Spreen conocía bien a su novio, no por algo era la persona más unida a el.
- Spreen.. Debemos terminar- lo miro directamente a los ojos, en su mirada había dolor.- no eres tú. Soy yo.
- ¿De que... de que hablas?
- Jamás te voy a dejar
- ya no... quiero... estar contigo- respondió.
- ¿Juan?
- ¡Se mi novio, Spreen, te haré feliz, te lo juro!
- ya no quiero ser tu novio.- sintió algo romperse dentro de el, escuchando el crujido de su corazón.
- Jamás, jamás, te abandonaré.
- tu... lo prometiste..- murmuró.
- las promesas son tontas
- ¡Yo no rompo promesas!
- la rompiste..
- tks... adiós, fue un placer conocerte- y sin más lo dejo allí.
Bajo la lluvia.
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Era de noche, las gotas de lluvia empezaban a caer y los dos aún estaban allí sentados.
- oye- lo llamo el castaño.
- ¿Hmm?
- dame un beso- pidió, acercardose a el.
- ¿Ah? Que raro eres- río, pero simplemente hizo lo que el pidió.
- te amo, Spreen- dijo, abrazándolo.
- vas... muy rápido-
- no me importa, solo quiero que sepas que te amo, pase lo que pase
- yo también te amo, tonto- la lluvia se hizo aún más fuerte, pero a ellos no les importó y siguieron en su mundo de fantasía.
Spreen le daba mimos a su novio quien se mostraba gustoso ante esto.
Bajo la lluvia, ambos dejaron claro su amor, y, de la misma forma, callaron lo que sus corazones gritaban por montón.