Chapter Fifteen

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Chapter Fifteen


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Al salir fuera agradezco el abrigo. Aunque ya se ha ido el invierno, aún quedan noches frías durante la primavera, y esta parece ser una de ellas. Mientras aprecio la calidez que me envuelve el cuerpo, Drew se dirige por una fila de coches que están parados justo en medio de la calle, donde un Mercedes Benz con vidrios negros y las balizas encendidas, les corta el paso. Yo me apresuro detrás de él. Esta vez no hay alarde de caballerosidad: entra en el lado del conductor y espera a que yo suba por mi cuenta en el lado del pasajero y, cuando ni siquiera he cerrado la puerta, pone el vehículo en marcha. 


El rápido giro de los acontecimientos me tiene abrumada. En un principio he pensado que me ha invitado a salir en una ¿cita? Si, recuerdo que usó esa palabra esta mañana para describirla. Y, no invitas a alguien a una cita al menos que te guste... ¿verdad? Sin embargo, cuando solo un centímetro separaba nuestros labios, ha hecho como si nada hubiera pasado y me ha apartado de él... ¿Me estoy perdiendo algo?


Tal vez estoy fuera de foque. Tal vez sí debí de escuchar los consejos sobre hombres de Aster. Tal vez el hecho de haber salido con Andreas durante tanto tiempo me ha afectado el interpretar los mensajes corporales (o verbales) de otros hombres. Tal vez Andreas arruinó toda chance de que vuelva a tener una relación con un hombre en el futuro. Tal vez sea...


- ...¿Tisbe? - entramos en la calle principal de la ciudad. ¿Cuánto tiempo ha estado conduciendo? 

- ¿Qué? 

- ¿Estás bien? - pregunta Drew en un tono nada bueno cuando estamos en una cita. 

- Claro. - lo miro. - ¿Por qué? - él me mira de reojo, sin sacar demasiado sus ojos de la carretera. 

- Dije tu nombre al menos cinco veces antes de que contestaras. 

- ¿De verdad? - ¿de verdad? Tengo que concentrarme en el presente. No tengo que volverme una paranoica y cerrarme en mis pensamientos...

- Sí. Pareces preocupada por algo. ¿Deberíamos dejar la cita para mañana?


¡Cita! Mis labios forman una sonrisa involuntaria que intento ocultar tras aclararme la garganta. 


- No. Estoy bien. Puedo seguir con la cita. 

- Vaya; así que ahora no puedes siquiera disimular que te desagrada tener una cita conmigo. - dice entonces, volviendo a sonreír de lado. Me muerdo el labio. 

- No necesito disimular que me desagrada. - miento. - Me has extorsionado para que acuda a una cita contigo ¿recuerdas? 

- Claro. Porque si no lo hubiera hecho, me habrías rechazado ¿cierto?

- Por supuesto. - digo, fingiendo indignación. - Te lo había dicho: saldría contigo el día en que el infiernos se congele. La extorsión solo hizo que esa cláusula quedara vetada. 

- Admítelo - dice riendo. - Si no te importara esta cita, no te hubieras vestido así. 


Un intenso sonrojo me recorre todo el cuerpo. ¿Vestirme así? ¿Cómo? Sabía que ese vestido no me quedaba tan bien. Tendría que haberlo sabido en cuanto abrí la puerta y no me hizo el típico cumplido de 'qué guapa estás'. Aster siempre dice cómo los chicos se desarman en halagos cada vez que la ven vestida para una cita. 

El chico de la bandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora