Chapter Six

390 43 11
                                    

Chapter Six

Oh, mierda, mierda, mierda, ¡MIERDA!

-       ¿Qué? – mi boca se seca.

Mi corazón se comprime como si una mano invisible lo estuviera aplastando. Miro de Drew a la ventana repetidas veces sin poder pronunciar palabra. Él se da la vuelta a ver qué es lo que me ha dejado sin palabras, y luego me mira frunciendo el ceño, sin comprender. Y entonces, como si algún ente superior hubiera decidido que éste día no voy a tener descanso, Tara sale del asiento del acompañante. Tara. Mi corazón vuelve a doler.

-       Debemos irnos. – digo en un susurro.

-       ¿Por qué? Aún no han traído nuestro pedido. – respiro hondo. Si no le doy una explicación, seguramente arme una escena justo frente a ellos.

-       Ése que está a punto de entrar, es mi susodicho ex novio. Y resulta que está con nada más ni nada menos, que mi ex compañera de cuarto de la Universidad y supuesta… amiga.  

Drew se da la vuelta para mirarlos, pero le detengo. No quiero que en un mal entendido, Andreas lo vea mirando y luego me vea a mí, y piense que estamos hablando de él… aunque es justamente lo que estoy haciendo. Así que, en su lugar, Drew mira por encima de su hombro en el preciso instante en el que mi ex novio y mi ahora ex amiga, entran en el local.

El dolor vuelve a arremeter con más fuerza. La ira de la traición ahora se cierne doble sobre mí sin dejarme pensar claramente. Tara. No puedo creerlo. Fuimos compañeras de cuarto por más de tres años en la Universidad, hasta que conseguí un piso pequeño para mí sola hace poco menos de un año. Fue la primera en decirme que estaría bien; que no merecía a alguien como Andreas en mi vida (esto fue el día en que lo descubrí en la cama con mi hermana). La misma chica que me dijo que era un maldito desgraciado y que, si se cruzaba en su camino, no dudaría en cortarle las pelotas por lo que me hizo.

Sin embargo, ahora esa chica entra muy pegada al cuerpo de mi ex, quien le pone la mano entre la cadera y el trasero. Y un leve movimiento después, la mirada de Andreas se cruza con la mía.

Rápidamente me hundo en el ahora, pequeño sofá, intentando que el cuerpo musculoso de Drew me cubra. Tal vez así Andreas piense que se confundió o, si me vio (¡claro que te vio!) se dirija hacia las mesas del otro lado del recinto. Sin embargo, no hay ni un poco de suerte.

-       ¡Tisbe! ¡Qué bueno verte! – dice mi ex como si fuera un amigo al que hace tiempo que no veo. Tiene que ser una broma, pienso.

Muevo la cabeza de un lado a otro y levanto mi mirada, pero no hacia Andreas. Su traición aún duele, pero la reciente traición de Tara es la que aún no puedo creer. Sé que en mis ojos se nota la desilusión. Sin embargo, aunque su rostro está rojo de la vergüenza, tiene una mirada altiva y desafiante.

Y vuelvo a enojarme aún más con Andreas. ¿Cómo se atreve a traer a su nueva loquesea aquí? Yo fui quien lo trajo a Granny’s cuando estuvimos juntos. Éste era lugar; él no tenía ningún derecho a compartirlo con cualquiera.

-       ¿Siquiera fuiste sincera? – pregunto a Tara. Ella no contesta. – Algo de lo que dijiste cuando los descubrí; ¿algo de eso fue sincero?

-       Por supuesto que sí. – contesta con una voz fría que no había escuchado antes. – Dije que no merecías estar con Andreas; él es demasiado hombre para… ti.

No llores. Si lloraba ahora, lo único que haría sería hacer el ridículo… aún más. Sabía que las respuestas que recibiría iban a ser duras, pero aun así…

El chico de la bandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora