Chapter Eigth

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Chapter Eight

El espectáculo comienza con un pequeño punto blanco en la cúspide del domo. El punto es una luz que comienza a crecer y a formar una aureola de color azul, titilante, que crece con su centro. A medida en la que crece, toda la forma va titilando, como intensificando su luz; sin embargo, no llega demasiado grande hasta que una bomba de color blanco y azul estallan en la proyección. Diferentes puntos negros, como rocas, salen disparadas en todas las direcciones desde el centro del punto, y, de alguna manera, parece que salieran de las paredes del domo, donde se ve la proyección.

Mientras la imagen se va expandiendo por toda la cúpula, una nube de partículas comienza a cubrirlo todo. Me recuerda vívidamente a una tormenta de nieve. Entonces, una nueva explosión se desarrolla, esta vez, con diversos colores. Una vez se despeja la nube explosiva, solo se puede ver en la imagen una oscuridad total. Pero solo tarda un segundo en dejar de ser una oscuridad total. En la negrura, comienzan a aparecer diminutos puntos de luz. Las estrellas, pienso.

Sin embargo, una nueva nebulosa aparece, esta vez como si pequeñas luces se atrajeran entre sí, y una nueva explosión expande colores a diestro y siniestro. Cuando vuelve a despejarse, en el cielo se encuentra envuelto en un manto negro cubierto de estrellas y estelas de luces de color gris, blanco y negro. Esas mismas estelas, comienzan a moverse rápidamente, formando un remolino cubriéndolo todo, y luego convirtiéndose en partículas de algo similar al humo, en tonos de marrón, negro y gris. Debajo, pueden verse claramente las estrellas que titilan.

-       Mira. – la voz de Drew suena casi encima de mi oreja. Estaba tan cerca que pude sentir su aliento al hablar.

Su brazo se extiende por detrás de nosotros y me doy la vuelta. La misma nube de humo se convierte en una masa negra por un momento, mientras nubes de colores amarillo, rojo y violeta se mezclan creando toda clase de formas. Y todo se mueve. Creo que no lo había notado en un principio, al menos no de forma consciente, pero toda la proyección se mueve. Las estrellas se mueven. Es el origen del Universo. Siento un escalofrío recorrerme por el cuerpo.

Así como comenzó, la imagen es remplazada por lenguas gigantes de fuego. Son tan grandes que ocupan toda la cúpula, iluminándolo todo con sus colores amarillos y rojos. El Sol. Es como estar viendo la erupción de un gigantesco volcán en vivo y en directo.

La imagen vuelve a cambiar rápidamente, esta vez, un manto de luz roja, violeta y negra, con un círculo de luz brillante en el extremo, deja la forma de varias esferas esparcidas. Entonces la luz comienza a apagarse, incluyendo la luz del Sol, hasta que nuevamente estamos cubiertos por un manto negro. Pero no es solo eso. Una fina línea de luz de un rojo oscuro y marrón aparece. Luego la luz va cambiando y, nuevamente, una forma aparece en la proyección. Pero esta vez es diferente. La imagen comienza a tomar la forma de un círculo demasiado grande, ocupando gran parte de la cúpula. El resto, comienza a estar iluminado parcialmente por lo que parece el Sol en la lejanía. Me doy cuenta de que la esfera es un Planeta. Y en la superficie del Planeta, hay explosiones.

Una de las explosiones abarca toda la imagen, cambiando nuevamente la perspectiva. Esta vez no estamos mirando el Universo. Varias explosiones se originan, y se casi con certeza de que es lava ardiendo cayendo a un constante flujo de agua. Mientras la imagen se aclara, da paso a una nube de humo blanco con destellos rojos y amarillos. En la lejanía, puedo ver las nubes. Las nubes que veo todos los días. Esto es la Tierra.

Un nuevo enfoque lo confirma. El suelo de tierra  muestra un gran agujero donde el agua se acumula. Es un cráter. Un cráter inmenso. Un acercamiento en el agua muestra cómo se unen unas partículas y una extraña forma de flor aparece, gigante, en toda la cúpula. Seguramente es algo científico. Ya no estamos en la Tierra.

Unas edras doradas comienzan a ramificarse dentro de la flor hasta cubrirla en su totalidad, y luego, nuevamente, una bruma negra. Un semicírculo de luz azul, blanco y rojo aparece en la proyección, pero en seguida es sustituida por lo que parece ¿el mar? Al menos parece agua. Cientos de formas se mueven allí como si estuvieran nadando y entonces… Es la superficie. Al parecer seguimos en la Tierra después de todo.

Tengo ganas de llorar. No sé de donde han salido pero, tengo ganas de hacerlo. A medida en la que diferentes organismos van apareciendo, naciendo debajo del agua, la intensidad con las que quiero llorar se amplía. Cuando la imagen cambia a un lugar con verde en todo su esplendor, el cielo de un crepúsculo, y una montaña al fondo, siento que no puedo aguantarlo más, y sé que estoy llorando cuando siento las lágrimas correr por mis mejillas sin que pueda detenerlas.  

Es lo más hermoso que he visto en mi vida. Mientras las imágenes se van sucediendo una a otra, las lágrimas siguen corriendo. Ahora, los pequeños dinosaurios corren por el borde de un arroyo rodeados por un inmenso bosque.

Los Planetas. Saturno. Júpiter. Venus. Un meteorito. La Tierra. El impacto. Claro; la extinción de la especie. Y luego, simplemente un panorama de todos los planetas. Comenzando desde Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno, y al final Plutón. Por supuesto, la vista desde ese panorama, es un montón de esferas, colores, nebulosas, y estrellas. Cientos y miles de ellas, brillando y moviéndose a nuestro rededor.

Las luces comienzan a encenderse, y entonces me doy cuenta de que el espectáculo ha terminado. Seco rápidamente mis mejillas con las manos y adapto mi visión a la nueva luz. Observo a Drew. Tiene los ojos cerrados y la respiración relajada. ¿Se ha dormido? Lo sigo observando con el corazón latiéndome de manera desenfrenada. Si está dormido, no entiendo cómo el sonido de mi corazón aún no lo despierta.

Su pecho, del cual tengo una excelente vista gracias al escote de su remera, sube y baja en forma uniforme al compás de su respiración. Sus párpados siguen cerrados y de su boca no sale ningún sonido. Su boca… Su labio inferior con ese piercing hace que me sulfure todavía más. Me doy cuenta de que no es solo un arito lo que tiene, sino dos, uno junto al otro.

Ni siquiera me doy cuenta de que me he ido acercando a su rostro hasta que abre los ojos y me sonríe con esa sonrisa de lado tan provocadora. Oh, mierda. Me recompongo a mí misma de inmediato, pero es tarde. Ya me ha visto.

-       Creí que dormías. – digo mirando hacia la salida.

-       ¿He ibas a despertarme con un beso como a la Bella Durmiente? – pregunta incorporándose del asiento. ¿Cuándo rayos yo me levanté del mío?

-       No. – digo sin mirarlo. – Creí que fingías. – miento.

-       Claro. Y necesitabas besarme para comprobarlo.

-       ¡No iba a besarte! – exclamo dándome la vuelta y haciendo que él se detenga de golpe. Aún sonríe. – Deja de decirlo, porque no es cierto. – vuelvo a decir, esta vez más serena. O eso creo.

-       Si tú lo dices.

Salimos del Planetario. Yo me adelanto a Drew, aún enfadada por… por… ¿por haberte descubierto cuando ibas a besarlo? Maldita consciencia. Siempre tiene que ser la sabelotodo. 

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El chico de la bandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora