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Una semana después...

Hoy finalmente era el día en el que se iban a su nuevo hogar.

Se encontraban empacando.

Hasta que Dream escuchó suspirar fuertemente a George.

— ¿Qué ocurre?

— Me duele despedirme de mi hogar. Fue mi primer hogar desde que me independice.

El rubio lo abrazó por detrás, rodeando toda su cintura con sus manos.

La diferencia de altura era bastante, Dream llegaba justo para dejar un pequeño beso en la cabellera del contrario.

Empezó a caer la primer lágrima de George.

— Todo este tiempo que estuve contigo creo que jamás te ví llorar. — Dijo el rubio, haciendo reir al contrario.

— Tonto. — rió.

Ambos ya se encontraban en el auto camino a su nueva casa.

Fue muy difícil para George despedirse de la anterior pero el conseguir su propio hogar era uno de sus sueños.

— ¿Te sientes bien? — Preguntó.

— Si, solo que... estoy nervioso, empezará una nueva etapa en mi vida.

El rubio le mostró una sonrisa reconfortante para tranquilizarlo.

Después de un largo viaje de 3 horas habían llegado a su destino.

Desde a fuera parecía un castillo lo que veían sus ojos.

Era una casa gigante con muchas ventanas y una puerta inmensa.

— Wow. — Fue lo único que salió de la boca del rubio.

— Lo sé. Así quedé yo cuando la vi por primera vez.

La entrada era un camino de piedras con pasto a los costados.

Pero eso no era todo, al entrar la casa era más grande aún, contaba con una sala enorme con chimenea y luego la cocina al lado.

Después de bajar las maletas el conductor se fue, dejándolos solos.

— Ahora sí.

— ¿Ahora sí qué?

Dream levantó a George tal cual una princesa. Dejó un beso en sus labios y comenzó a subir por las escaleras.

— Esperé tanto por este momento... ¿Dónde está el cuarto?

— Pero aún no vemos del todo la cas- — George no llegó a terminar lo que estaba diciendo porque el rubio ya había atrapado sus labios.

•••

Ya era de noche y ambos se encontraban entre las sábanas. Menos mal que la cama venía con sábanas incluídas.

George se encontraba abrazando el torso de Dream mientras este tenía su brazo por detrás de él.

Metidos en su sueño no se percataron que el timbre estuvo sonando hace buen rato...

— Dream! — Empezó a moverlo para que despertara. — Están tocando! — susurró.

— ¿Qué? ¿Quién?

Vivían en una zona alejada por lo que sería raro que vinieran a tocar el timbre, sobretodo a la noche. Ni si quiera desempacaron sus cosas.

Dream se levantó y se puso una bata encima, para luego dirigirse a la puerta.

En cuanto la abrió, sintió unos brazos rodearlos automáticamente.

No pudo separar a la persona por que ya lo había soltado.

— ¿Cómo estás mi queridísimo cuñado Dream? — Habló el castaño frente a él.

— ¿Karl? p-pero que haces aquí, y sapna-

— Ahí viene. — El castaño empezó a olfatear el ambiente mientras subía las escaleras. — Huele a sexo.

— No! Aún no subas!

No escuchó a Dream y simplemente siguió subiendo.

— Dream! ¿Cómo estás? Te extrañé amigo.

El rubio volteó y se encontró con su mejor amigo. Ambos se sumergieron en un abrazo.

Por el otro lado...

— ¿George? ¿Aquí estás? No. ¿Aquí? Tampoco. ¿Dónde mierda estás? — Gritó Karl abriendo cada puerta que se encontraba.

— Idiota. ¿Qué haces aquí?

Karl volteó y justo como una película fue corriendo hacía los brazos de George.

— Mi queridísimo amigo, vine a ver tu nuevo hogar! no podía perdermelo! — Dijo entusiasmado.

— ¿Pero justo a las 10 de la noche?

— Ayy fue todo un tema!! nos perdimos con Sapnap y se nos fue la señal, ni para llamarte. Al final nos ayudó un seguridad de la zona. Pero llegamos!!!

— Con razón.

— Interrumpí tu magnífica noche ¿verdad?

— Pfff ¿qué dices? — El pelinegro volteó los ojos.

— Sé cuándo me mientes, aparte el olor está en toda la casa.

— ¿olor?

— SI! el olor a sexo.

George negó con la cabeza.

Después de pasar toda la madrugada juntos, cada pareja fue a su respectivo cuarto. Karl y Sapnap tenían hasta para escoger en cual de los cinco cuartos iban a dormir.

Mientras que Dream y George ya se encontraban en la habitación principal.

Ya había amanecido y ellos recién se iban a dormir.

— ¿George?

— Mhm.

— Te amo.

— Yo tambienw — Bostezó.

Dream lo miró sorprendido pero solo pudo ver la cara del pelinegro ya dormido.

No sabía si lo dijo conciente o simplemente se le escapó. Pero lo que sí sabe, es que siempre tendrá presente este momento.

La primera vez que George le contestaba un "yo tambien" a su te amo. 

Roommate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora