Miraculus: Alpha y Omega

Capítulo 4: Propuesta

"El poder por sí solo abre muchas puestas, da acceso a la solución de conflictos bajo el solo uso de la fuerza. Lo único que no puede hacer, es dar acceso al corazón de una persona"

- Alya Césaire

+18

---

            El pensamiento popular era que los Omegas en general y por causas naturales, habían venido al mundo con el único propósito de sufrir; vivir con miedo, tener que soportar la agonía de sus cuerpos al momento de desarrollarse como tales, soportar el sufrimiento de la tortuosa necesidad del afecto de un Alpha, y pese a conseguirlo de forma breve, tener que vivir bajos sus deseos, caprichos, temperamentos, malos tratos, humillaciones... El suicidio era una opción razonable e incluso bien vista en el entorno de algunas sociedades, se tiene el pensamiento de que el Omega en cuestión contribuía a la creación de un mundo más puro y solemne con el simple hecho de quitarse la vida sin que nadie se lo haya pedido, sin que ninguna otra persona haya tenido que invertir su tiempo en sacarlos de su miseria. Mucho menos un Alpha. Por supuesto, habían personas que no compartían este punto de vista, pues consideraban que semejante desperdicio era innecesario para el bienestar de tan lucrativos negocios bien pensados en la distribución de "agradables compañías nocturnas". 

            Por otro lado, los radicales atribuían a la posibilidad de un mundo carente de "diversión" en caso de una súbita escases de Omegas, pues no habría nadie con quien "jugar". Entre la alta sociedad era un tema del cual no se hablaba abiertamente, no por discreción, no por moral, sino porque no valía la pena hablar sobre Omegas durante eventos y reuniones; mas, era bien sabido que los juegos nocturnos eran, son, y seguirán siendo un clásico del entretenimiento colectivo dentro de aquellos círculos sociales. Variados son los ejemplos de semejantes actividades privadas, pues dependían de las aficiones del Alpha, pero solo por mencionar y dar una vaga idea; el sobreviviente es uno de los más completos. Se requerían varios Omegas y Alphas por igual para poder jugar. En campo abierto, los Omegas empezaban situados en ubicaciones aleatorias pero igualmente lejanas de un punto céntrico al cual debían de llegar. No habían demasiados obstáculos entre ellos y la meta. Solo uno. Había un número semejante de Alphas en el mismo campo de juego. 

            El objetivo de estos últimos era simple. Capturar Omegas. Si atrapaban a uno, podían hacer con el/ella lo que quisiesen; Sexo, violencia, tortura, fetiches personales, casi todo estaba permitido. El juego en cuestión se llama el superviviente por el simple motivo de que aquel Omega que llegase a la meta por cualquier medio, tenía el privilegio de ser liberado y ya no ser tratado como tal. Se le ponía una marca en la piel con un símbolo representativo de los Alphas. Con esto, el Omega en cuestión tenía el derecho a una vida digna, podía tener estatus si se lo ganaba, podía estar tranquilo dado que ya no sería el objeto de las clásicas depravaciones sexuales de la sociedad, tendría libertad y en general; podría tener una vida.

            Bonita historia. Chloe Bourgeois ya la había escuchado un par de veces. Sentada en una cómoda butaca a la derecha de su padre, en lo alto del balcón de su casa de verano con vista al extenso terreno en su totalidad propiedad del ostentoso alcalde de París, la rubia podía ver que todos los preparativos ya se habían realizado, ahora tocaba ver cómo iniciaba la cacería. En el preámbulo del espectáculo, el señor Bourgeois meneaba una delicada copa de vino desde su asiento, acto que hacía cuando se ponía ansioso; en este caso, ansias porque comenzase el show. Desde atrás de ambos espectadores, un modesto sirviente se inclinaba para hablarle al oído al padre de Chloe, sin hacer casi ruido, fingiendo no existir en lo absoluto, tal y como había llegado se fue. El mandamás no pudo haber hecho un esfuerzo más laxo en ocultar su sonrisa, pues había sido el anuncio de que la cacería comenzó.