III

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Narra Bill:

Ahora me sentía repugnante, había tratado de manipular a un menor sólo por mis hormonas alborotadas, por no controlar mi celo, por ser lo suficientemente idiota como para perder mis supresivos, genial. No me dignaba a dirigirle la palabra, ya pensaba que él solo quería irse y alejarse de un Alpha extraño que lo invitó a su casa solo para... ¿abusar de él? Pero él aceptó ¿cierto?

Debía admitir que quería que fuera mío, ése olor que emanaba a pinos y pasas era tan embriagante que no me dejaba resistir, pero yo no soy mala persona. No busco hacerle daño porque si quiero tenerlo conmigo, no puedo hacerlo sentir forzado ¿o sí?

— Bill yo...— Lo escuché hablar de nuevo, esa voz suave ahora con los nervios marcados en ella. Lo había espantado, de eso estoy seguro.

— No te preocupes, dije que no te obligaría a nada que no quisieras —, Le hablé sin dirigirle la mirada, mi rostro se dirigía a él pero mis ojos veían a otra parte, cualquier lugar que no fueran esos ojos café que me habían cautivado.

Sin darme cuenta Dipper se había levantado de la cama y se había ubicado frente a mí, llevando una de sus manos a mi mentón y levantándolo para obligarme a verlo. No pude evitar mirarlo por tal gesto pero aún me sentía avergonzado, estoy seguro de que mi rostro estaba cubierto en rubor justo en ese momento, pues mi piel era pálida, pero no se compraba a la suave y blanquecina piel que tenía ese joven Omega.

— Bill, ya entendí lo que quieres —, Dijo en un tono bajo mientras se sentaba sobre mi regazo, llevando ambas piernas a mis costados y sosteniendo mi rostro con sus suaves y delicadas manos. — No me obligaste a nada pero no quiero que me dejes marcado, eso significa demasiado para mí ¿sabes? —

Me había sorprendido en cuanto se sentó sobre mis piernas por voluntad propia, la forma en la que él se dirigía a mi era tan dulce y confortante, pero eso no cambiaba el hecho de que mi casta interior quisiera devorar cada parte de él. Que se acercara a mi por su cuenta y fuera dulce sólo me provocaba aún más. Bill ¿por qué no puedes controlarte? Eres un Alpha, da el ejemplo.

— ¿Hablas en serio? Digo, de verdad no te estoy obligando a nada, puedes irte en cuanto quieras —, Hablé con el tono más amigable que pude sacar, mi voz era muy gruesa y no podía hablarle con seriedad, podría parecer que estoy harto de su existencia en mi territorio de sólo hablarle de esa forma.

— Ya te dije que no me molesta, yo incluso... — Apartó la mirada levemente mientras yo podía notar como en sus mejillas pálidas se delataba un color carmín, ¿es que tenía algo planeado? O sólo se avergonzó de mirarme.



Dios, éste Omega me volverá loco.




Narra Dipper:

Tomé sus manos con cuidado para moverlas y llevarlas hasta mi cintura, tendría que hacer todo por mi cuenta luego de haberlo espantado de esa forma, él se veía notoriamente nervioso e incluso avergonzado por sus actos, no había hecho nada malo en realidad, en sí es mi culpa por no avisarle lo que no debía hacer. Pero ahora tengo que controlarlo y dominarlo a mi forma.

— Sostén aquí —, En un movimiento suave dejé que sus manos se mantuvieran en mi cintura, apretándolas un poco para que él supiera que debía dejarlas en su lugar. — Ahora mírame —, Con mis manos tomé de sus mejillas y llevé su
vista directamente a mis ojos, mientras yo me perdía en esos profundos orbes color miel. —Dime algo, Bill —, Me dirigí a él con curiosidad aún sosteniendo su rostro, sabía que si lo soltaba él iba a apartar su mirada de nuevo.

— ¿Sí? ¿Qué cosa? — Lo escuché queriendo sonar suave y bajo, quizás buscaba darme tranquilidad pues el momento en el que forcejeé con él me había puesto bastante nervioso.

Amorío entre desconocidos. [BillDipp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora