Amorío entre desconocidos. [BillDipp]

VII

Narrador omnisciente:

Ahora que Dipper tenía el miembro del mayor en sus manos podía hacer lo que se le plazca, tanto torturarlo como hacerlo sentir el placer de su vida.

Movía sus manos de arriba hacia abajo por el falo del rubio, aún manteniendo su mente concentrada en cómo se supone que debía hacer eso, realmente era su primera vez y no tenía idea de lo que debía hacer y lo que no. Pero estaba seguro de que si hacía algo mal Bill se encargaría de decirle.

— Hazlo como si fuera un helado, no existen tus dientes —, Fue lo único que escuchó decir por parte del Alpha, quien ya había arqueado levemente la espalda por las caricias que daba el castaño en aquella área.

¿Como un helado?

Dipper no lo pensó de más, la imagen de él mismo probando un helado había pasado por su mente para hacerse una idea de lo que debía hacer. Y entonces soltó el miembro del rubio para reemplazar sus manos por su boca.

Una húmeda y cálida sensación se pasó por el cuerpo de Bill, haciéndolo sentir una corriente eléctrica recorrerlo de abajo a arriba, y era solo el castaño que había introducido la hombría del rubio en su boca. Podía notarse su falta de práctica, pues apenas y había adentrado la punta para darle una pequeña lamida.

Dipper por igual sintió una corriente, era distinta a la que había pasado por el cuerpo de Bill. Esta había sido más por la textura que tenía la piel del rubio justo en esa parte sensible de su cuerpo. Era extraña pero soportable, así que se limitó a darle simples lamidas en lo que se acostumbrara.

Bill no podía aguantar más, quería tomar del cabello a Dipper y hacer que se tragara todo de sí, ahora solo podía jadear a lo bajo por sus lamidas pero eso no hacía que el dolor disminuyera.

— Dipper... duele —, Lo escuchó hablar de nuevo, esta vez en un tono suplicante. Sus manos se sostenía con fuerza del sofá mientras que él dejaba su cabeza ir hacia atrás por el dolor que le causaba. Incluso su aroma se sentía más suave de lo normal.

— Disculpa, no sé cómo hacerlo... — Dipper alejó su rostro del miembro de Bill para ahora darle caricias con sus manos, ¿lo había hecho mal? No era su culpa, después de todo es su primera vez.

Bill no se resistió y tomó al castaño por el mentón, levantando su rostro para que dirigiera la mirada fijamente a sus ojos.

— Yo me encargaré entonces, solo quéjate si te molesta —, Fue lo único que dijo para después soltar el mentón de Dipper y tomarlo por el cabello, enredando algunos mechones entre sus dedos y acariciando un poco su cabeza para darle tranquilidad. — Respira hondo. —

Sin un aviso concreto Bill hizo que la boca de Dipper quedara cubierta por su miembro, y aún no lo había introducido completo, debía tenerle cuidado a la garganta del pequeño.

Dipper jadeó por aquel gesto tan fuerte y repentino, no podía quejarse bien al tener la boca cubierta con su virilidad. Mientras intentaba apartarse Bill comenzó a mover su cabeza de arriba a abajo, haciéndole imposible contener un gemido de placer.

— Ah- mierda... — Continuó manejando la cabeza del menor mientras éste mantenía haciendo ruiditos por las embestidas suaves en su boca.

Aún tenía ambas manos sobre los muslos de Bill así que aprovechó para darle apretones y masajes en esa área mientras él se encargaba de hacer lo que necesitaba. El castaño se sentía ahogado pero algo soportable, tal vez era su venganza por hacerle sufrir el dolor de tal erección.

— Mhg- hmp... — Los ruiditos de Dipper eran tan bajos que apenas y se sentían audibles, ¿estaba bien que los hiciera? No podía pensar en si eso le molestaba al rubio.