VI

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Narra Dipper:

Había traído al rubio ojos miel a mi apartamento, no pensaba en hacerlo ya que no lo conocía bien, pero algo me incitó a que lo hiciera. Y ahora estaba apegado a él justo frente a la puerta principal, perdiéndome en esos profundos orbes amarillos parecidos a la miel, que pueden endulzarte con su mirada penetrante y dominante. Era de esperarse al ser un Alpha, un Alpha que no disimulaba su celo y su aroma dentro del lugar.

Era como si quisiera marcar que ahora éste era su territorio y no podría adueñarse otro Alpha además de él. De cierta forma me pareció excitante el hecho de que ¿quisiera adueñarse de mi? No lo sé, algo tiene éste hombre. Pero para ser la primera vez que lo conozco es un caballero, un caballero muy lujurioso.

— ¿Qué tienes en mente, pequeñín? — Él me sonrió triunfante como si me hubiera estado dominando en cada momento, aunque yo lo tuviera acorralado parecía no importarle, él aún era quien manda.

— Mh, al verte en el ascensor y en el área de espera, supuse que no querrías perder tu tiempo —, Admito que la forma en la que me tomó cuando estábamos en el ascensor me llenó de nervios, pero no de los malos, había sido una escena para recordar. Dios, que fetiches tan raros.

Bill se limitó a soltar una risa, como me encanta escucharlo reír; su voz gruesa y profunda le da un toque elegante y coqueto a sus risas, tan atractivo. ¿Qué no era atractivo en él? Cualquier mujer puede estarlo deseando en este momento y yo lo tengo justo en mi apartamento, apunto de hacer Dios sabe qué.

— Me gusta como piensas, Dipper~ —, Lo escuché decir mi nombre en un tono diferente, más profundo y provocativo, como si estuviera seduciéndome solo con escuchar su voz. Y si era así, lo estaba logrando.

Antes de que pudiera decirle algo Bill me tomó de la cintura y cambió la forma en la que estábamos, ahora yo era el que estaba acorralado a la puerta, con ambos brazos de Bill sosteniendo mi cintura firmemente y su frente apegada a la mía. Estábamos a tan sólo unos centímetros de poder juntar nuestros labios, yo sentía el aire caliente que exhalaba chocar contra mi rostro, así de cerca se encontraba.

Y quería besarlo, no aguantaba las ganas de hacerlo y si él no daba la iniciativa lo haría yo. El solo mirar a sus labios me provoca una sensación dulce y suave; todas las veces que lo he besado han sido tan cálidas, él es cuidadoso al momento de besar pero cuando me había abalanzado a la cama y trató de dejar chupones en mi cuello, ahí ya no era tan suave. Ese momento había sido salvaje, como si fuera un total predador a punto de comer a su presa, desesperado y hambriento por probar su piel. Así se había sentido.

— Bill- —, Iba a pedirle algo hasta que me calló con un beso, lo que tanto esperaba. Sus labios se movían ágilmente sobre los míos, uno que otro chupón pero no era de darle importancia. Bueno, no si era en los labios.

Obviamente no lo detuve, correspondí con ganas y lo apegué más a mí tomándolo por la nuca. Quería más, estar con él se sentía como si mi celo estuviera a tan sólo unas horas, aunque yo no lo tuviera me sentía atraído a él, quien sí estaba en su rut y lo único que esperaba era poder devorar a un Omega.

— ¿Quieres ponerte cómodo? — Él habló entre besos mientras me tomaba por las caderas y enrollaba mis piernas en su cintura, ahora podía sentir con más facilidad una pequeña erección bajo sus pantalones.

Mis brazos estaban enredados por completo sobre sus hombros, haciendo que cada beso fuera más prolongado. Quise iniciar una lucha entre lenguas y no me hice esperar, mordí su labio inferior para poder adentrar mi lengua en su cavidad bucal, no le di chance de que adentrara la suya, ¿ahora quien estaba al mando?

Amorío entre desconocidos. [BillDipp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora