CAPITULO 1

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¿Qué es lo peor que puedes encontrar cuando regresas a casa antes de lo planeado?

Park Jimin, un joven doncel de 28 años, regresaba a casa 6 horas antes de lo acostumbrado. Desde hace un mes, el pequeño pelinegro había conseguido un trabajo para ganar algo de dinero. No lo necesitaba, pues su tarjeta personal contaba con suficiente dinero como para comprarse 20 autos de último modelo. Sin embargo, se acercaba el cumpleaños de su amado esposo, Jeon Jungkook, con quien había compartido 10 años de su vida. Jimin quería regalarle algo único para esta fecha tan especial, algo comprado con su propio dinero

Pero hoy no regresaba a las 8 de la noche como de costumbre; hoy, a diferencia de otros días, regresaba a las 2 de la tarde. ¿La razón? Era su aniversario. Un día como hoy, hace 10 años, Jimin y Jungkook se habían casado. Con eso en mente, Jimin estaba decidido a hacer algo especial: quería llegar temprano, preparar una cena exquisita y esperar a su esposo para cenar juntos a la luz de las velas. Últimamente, Jungkook había estado llegando muy tarde del trabajo, y apenas si se veían. Jimin quería recuperar esos momentos perdidos y conectar de nuevo con su amado esposo...

Jimin entró en la enorme casa, vacía y silenciosa... Una casa que hasta hace unos años rebosaba de alegría y amor gracias a una feliz pareja. Pero, poco a poco, esa pasión se fue desvaneciendo. Hoy, solo quedaba una casa grande y triste.

Al ver la casa de esta manera, Jimin sintió una opresión en el corazón. Sus ojos, que antes brillaban de felicidad, ahora lo hacían por las lágrimas contenidas. Tenía miedo... miedo de quedarse solo. Jungkook, con el tiempo, se había vuelto distante, como si el amor que antes sentía por él se hubiera disipado. Con ello, también se había ido la alegría del joven de cabellos oscuros. Ahora, de aquel jovencito de 18 años que aceptó casarse, solo quedaba su amor hacia Jungkook.

Con estos pensamientos en la cabeza, Jimin subió las escaleras de la casa hacia el segundo piso. Quería recostarse en su alcoba matrimonial y reflexionar.

Pero...Tantos años, tantas sonrisas, tantas lágrimas, tantas noches en la soledad de la oscuridad, esperando por alguien que nunca llegó. Tantas comidas frías, tantas horas sin dormir. Diez años de amor, ¿para qué sirvieron? ¿Para qué?, si lo que estaba viendo con sus propios ojos hacía que todo lo que había sentido y sacrificado durante estos últimos tres años no sirviera de nada.

Y ahí estaban, la imagen que Jimin había deseado ver durante tanto tiempo, pero él no era el protagonista de esa escena. Ahí, en la cama que había compartido con su esposo, estaba él, Jeon Jungkook, acostado, amando y besando a alguien más. Reconocía a la chica, era Anna, la secretaria.

—¡Te amo! —dijo Jungkook, ignorante de los pequeños ojos llorosos que miraban desde la puerta entreabierta.

Esas palabras, esas malditas y benditas palabras... esas palabras que Jimin no había escuchado en los últimos tres años.

—Realmente quería escuchar esas palabras. Pero al final, ¿por qué me las dirías a mí, Jungkook? Ya no soy la persona que amas. Te di mis sueños cuando me casé contigo a los 18 años. Ahora tengo 28, te di los mejores años de mi vida, y entonces, ¿por qué me haces esto? ¿Qué me falta? ¿Qué tiene ella que no tenga yo? —pensó Jimin, cerrando lentamente la puerta de la habitación.

El joven bajó las escaleras y se sentó en el sofá de la sala. Sus ojos ahora eran un mar de lágrimas.

—¿Qué se supone que haga ahora? ¿Qué hacen los demás en esta situación? Llorar, gritar, golpear... Sí, eso es lo que hacen, pero yo he sido una persona tranquila y serena. Ya no tengo fuerzas para hacer nada de eso, ya no me queda energía. He sido el esposo tierno, el que siempre dice "sí", el dulce esposo de Jeon Jungkook. El chico perfecto que obedece sin cuestionar, al que si le ponen los cuernos o bien no se entera o bien solo llora, y con unas mentiras lo convences para que se calme. He sido el esposo perfecto, al que engañaste, Jungkook. ¿Crees que soy idiota acaso? Me pregunto qué me vas a decir esta noche cuando regrese de trabajar y te pida mi regalo de aniversario. Seguro me dirás que lo olvidaste porque tenías mucho trabajo, o propondrás ver películas para celebrar, o tal vez ni te acuerdes, y lo único que harás será dormirte, esperando que te deje descansar y al día siguiente te prepare un desayuno exquisito, pensando que trabajas mucho en la empresa y por eso no tienes fuerzas.

una apasionada venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora