Parte 2

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PRIMER DÍA

Jimin abre los ojos lentamente, y la luz del sol le da en la cara. El pequeño ángel se frota los ojos aún adormilado y de pronto, un clic en su cabeza lo hace reaccionar, buscando a su esposo a su alrededor sin tener ninguna suerte, ya que este no está. Jimin simplemente se levanta, dejando las mantas que quedan extendidas en el piso, y va a preparar su desayuno en la cocina. Su corazón duele aún, porque piensa que su esposo fue a trabajar de nuevo sin avisar, y más aún ahora que el pequeño sabe que su esposo tiene a su amante en la oficina. Jimin siente que quiere llorar; ni con toda la ropa más bonita y provocativa del mundo podrá atraer a Jungkook. Quizás sea mejor dejar todo como está, divorciarse y olvidarse de su venganza. Perdido en sus pensamientos, de pronto escucha un ruido proveniente del baño. Jimin siente una sensación en el estómago; tiene una teoría sobre lo que está pasando, pero debe comprobarla. Entonces acerca sus oídos a la puerta del baño y escucha.

Horas antes, un pelinegro se despierta con una cara de perros, pues no había dormido casi nada debido a su bonito esposo y su gran trasero que lo mantuvo despierto a su "amiguito" toda la noche. Esta había sido la peor tortura que había sufrido Jungkook, tener cerca a su esposo y no poder tocarlo siquiera, y, además, tampoco poder alejarse. Pero ya había pasado todo, o al menos eso pensó el pelinegro hasta que sintió un gran dolor en su entrepierna. Tenía que ser una maldita broma; su "soldadito" estaba más parado y firme que nunca, formando una gran carpa de circo en sus pantalones. Y lo peor de todo es que muy cerca de ese bulto se podía apreciar el gran trasero de su esposo, tan suave y esponjoso que quería agarrarlo y follarlo hasta que Jimin ya no pueda caminar. Pero ¿cómo hacerlo si dentro de una semana se divorciaría? Tenía que salir de ahí y tomar una ducha bien fría para volver a sus sentidos, y así lo hizo. Pero grande fue la sorpresa de Jungkook cuando después de un par de duchas frías, su "amigo" seguía igual de firme que antes, puesto que no había sacado de la mente la cara de su esposo. No había otra salida, tenía que hacer algo que no había hecho desde sus tiempos de adolescencia, era una vergüenza, pero tenía que masturbarse.

Por otro lado, un pelirrosa estaba complacido por los gemidos que escuchaba de su esposo, que pronunciaban su nombre. No se rendiría ahora, se vengaría de Jungkook pase lo que pase, así que con sumo cuidado se separó de la puerta del baño, tomó algunas de las bolsas de compra que aún estaban en la sala y subió las escaleras hacia su habitación. Estaba seguro de que Jungkook subiría pronto y tenía una sorpresita que darle. El dulce ángel no se equivocó, pues después de media hora, Jungkook subía las escaleras con una toalla en su cintura y, por lo demás, completamente desnudo. El chico se había masturbado hasta quedar satisfecho, aunque mientras lo hacía, de su cabeza no salía la cara de su esposo. No pudo memorizar su cuerpo, porque hace tanto que no lo veía sin ropa. Pero bueno, ahora estaba más que bien. Al menos lo estaba hasta que abrió la puerta de su recámara y lo que vio hizo que su "amigo" ya dormido despertara, tan animado y grande como lo estaba hace un rato, como si Jungkook no se hubiese corrido en la mañana más de una vez.

En la habitación estaba Jimin agachado, con su trasero hacia la puerta donde estaba Jungkook. Se estaba midiendo la ropa interior que había comprado, se estaba arreglando una tanga de encaje rojo, con la cual el pequeño tenía problemas, puesto que nunca había usado ropa interior de ese tipo. Era una tortura usarla, pero el pequeño sin darse cuenta le estaba dando una vista muy caliente a su esposo que lentamente se estaba acercando por detrás.

Jungkook no estaba pensando; solamente quería tomar a Jimin y besarlo tanto que sus labios quedaran inflados, y "follarlo" tanto hasta dejarlo en la cama por unos días. Pero no pararía ni con Jimin en la cama, pues se lo "follaría" todos los días y jamás dejaría que salga de esa habitación. Jimin estaba logrando su cometido, estaba provocando tanto a su esposo que este ni se acordaba del amor que le profesaba a su secretaria. Mientras Jungkook armaba sus locos planes en su cabeza, Jimin se había dado cuenta de su presencia y con movimientos provocadores procedió a quitarse la tanga, pero pretendía no darse cuenta de nada. Jungkook estaba enloquecido por lo que veía, a su esposo completamente desnudo. Pero de pronto algo le avisó que se estaba tardando demasiado en "follarse" al pelirrojo, pues el dolor de antes se instaló en su entrepierna, su miembro quería reventar. Jimin por su lado estaba decidido, no dejaría que su esposo lo tocara, y con cuidado intentó alejarse hacia el baño de su habitación, fingiendo aún no ver a Jungkook.

una apasionada venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora