PADRES Y SUEGROS

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AFUERA DE LA SALA

Anna ya había dejado de llorar hace un rato; el problema ahora era que la chica se estaba comiendo las uñas literalmente. Jungkook no había salido desde hace como media hora, y Anna estaba muy preocupada. La chica estaba sentada justo fuera de la sala donde la ahora expareja se encontraba, y junto a ella estaban como cuatro camarógrafos que no estaban grabando, la periodista y Ronald, el pelirrubio abogado de Jimin. Nadie se había movido de su lugar, todos estaban al pendiente de cuando la pareja saliera.

La reportera estaba que se moría por pegar su oído a la puerta, pues suponía que Jungkook y Jimin estaban peleando y, por supuesto, que el doncel debía de estar llorando. Por muy fuerte que parezca, es solo un simple doncel desesperado, pensaba la chica.

-Señora, le digo que no puede pasar -se escuchó la voz del guardia que estaba cuidando fuera.

-QUITATE, NO LO REPETIRÉ DE NUEVO, QUÍTATE SI NO QUIERES QUE TE DESPIDAN -Dijo una voz femenina, furiosa.

-OBEDECE A MI ESPOSA, MUÉVETE –Dijo la voz de un hombre, sonaba exaltado.

Todos los que estaban sentados se pusieron de pie, expectantes a que la puerta principal del juzgado se abriera y ver quiénes eran los que querían entrar. Afortunadamente para los más curiosos, la puerta se abrió y entraron dos señores.

La mujer era de cabellera negra como la misma noche, llevaba un vestido celeste claro muy bonito y elegante. Su cuello, oídos y muñecas estaban decorados con costosas joyas, todo acompañado por un bolso. El hombre tenía puesto un traje azul oscuro, su cabellera también era negra, y por el reloj que llevaba en las muñecas se notaba que tenía mucho dinero.

Todas las personas se fijaron en ellos y quedaron inmóviles. Los señores estaban furiosos, y se notaba a leguas. La periodista se atrevió y preguntó.

-Buenas tardes, señores. ¿Quiénes son ustedes? -Dijo la chica mientras todos sus camarógrafos enfocaban la cara de los señores.

-Tú, pareces nueva emitiendo noticias ¿NO? -Dijo la mujer.

-Sí, de hecho, empecé hace un par de meses. Pero eso no viene al caso. ¿Pueden responderme a la pregunta? -Dijo la reportera.

-Claro que viene al caso. Si fueras inteligente e informada, sabrías quiénes somos, y jamás te habrías atrevido a hablarle así a Jimin -Dijo el hombre, y la reportera frunció el ceño.

-Disculpe, pero no le permito que me hable de esa manera, y perdón si no los conozco; quizás no sean tan importantes. En cuanto a ese doncel, yo... -La chica fue interrumpida.

-Eres idiota, niña, y muy irritante; cállate de una vez. Nosotros somos los padres de Jungkook, y mi esposo es uno de los empresarios más importantes de toda Corea. ¿Cómo te atreves a hablarnos así? -Dijo la mujer, y a la reportera casi se le cae la quijada por la sorpresa. Le había hablado así a uno de los hombres más poderosos del país; su carrera estaba en peligro. Anna, por su lado, se había mantenido callada mientras escuchaba cómo la reportera y los señores hablaban. Pero cuando escuchó que ellos eran los padres de Jungkook, se emocionó bastante. Ellos eran sus futuros suegros, ambos eran muy elegantes.

Ella tenía que causar una buena impresión y saludar, pues según ella pronto serían familia. Así que poco a poco se acercó a los señores y aprovechando que la reportera se había callado, saludó.

-Señores Jeon, mi nombre es Anna, yo soy la secretaria del señor Jungkook y -cerró los ojos por la emoción- su futura espo... esposa -concluyó la chica e hizo una reverencia.

-PUM -sonó una bofetada, y Anna se cubrió la mejilla. -PUM -Otra bofetada en la otra mejilla.

-¿Cómo te atreves siquiera a dirigirnos la palabra, semejante zorra? -Dijo la señora Jeon, que después de las bofetadas que le dio a Anna, estaba más que furiosa.

una apasionada venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora