━━━ ᴏᴠᴀ: ɪᴛᴏ ғᴀᴍɪʟʏ

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────────────────────────❛La familia Ito❜OMNISCIENTE ────────────────────────

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❛La familia Ito❜
OMNISCIENTE
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Por la acera caminaba una adolescente, rostro inexpresivo y con música algo suave, Liz ignoraba todo lo que había a su alrededor, a excepción de alguien. Ella tenía un don algo peligroso, que todos siempre vieron como oscuro. Ella tenía la facilidad de crear veneno entre sus venas y expandirlo a su antojo, como una víbora. Los estudiantes eran malos con ella, desde niña fue excluida y tratada como un animal—, todo porque temían que con su cercanía pudiera matar a otros—. Algunos profesores disimulaban su preocupación, pero otros también enmarcaban la indiferencia con ella. Liz portaba unos ojos verdosos, casi gatunos con un cabello negro y muy largo. Había heredado las facciones de su hermosa madre, quien era una científica conjuntó a su padre. Ambos portaban también dones alto letales y poco comunes. Tenía dieciocho años y iba a una academia algo prestigiosa para dones en Japón, aunque no con el fin de convertirse en héroe.

—Disculpa.—chocó con un chico alto y de complexión delgada que le derivó el celular; Liz levantó la mirada, observando unos ojos azulados sumamente cristalinos.

—Yo me cruce, no te preocupes.—comentó Liz sigo pasmada e intimidada por esa mirada, el joven se le quedó mirando curioso los guantes neveros que la joven sostenía.

—Lindos guantes, ¿donde los compraste?—le preguntó él, mirando fijamente los ojos verdosos de Liz quien lo veía cautivada.—Oh, perdón. Me llamo Naoto, Naoto Nakamura. Y si, soy hijo de Thundermen e Illusion.—detalló él al estirar su mano, mostrando una sonrisa.

—Mucho gusto Naoto, mi nombre es Liz Ito. Y mis padres son científicos, nada cool.—comentó Liz, sosteniendo la mano de Naoto y viendo en la muñeca un hilo rojo.

—De hecho, si es cool. Amo la ciencia.—contradijo Naoto, sin desprender su mano de Liz, ambos se veían de una manera risueña.

—¿Conoces la leyenda del hilo rojo?—le preguntó ella al ver curiosamente el brazalete en la mano del joven con cabello negro.

—Deberías cintármela algún día.—mencionó Naoto, alejándose de ella con una sonrisa para ver a Liz girarse y buscarlo con la mirada.

Fue como... amor a primera vista. Ella apretó la manga de su bolsa, mirando como Naoto colocaba sus manos en el bolsillo y se iba por la multitud de gente que pasaba por un lado de ella. Fueron sus facciones. Tenía unos lunares llamativos y pecas entre medio de su nariz, parecía que fueron detallados a pincel, porque jamás había visto un rostro tan deslumbrante. Se giró. Continuó con la música en sus oídos y no pudo dejar de sonreír. La leyenda del hilo rojo provenía de Japón—, "contaba que el hilo rojo era uno invisible que conectaba con aquellos que están destinados a encontrarse".—Con eso, sin importar el tiempo y la distancia, el hilo rojo jamás se rompería. Era una leyenda de amor que sonrojaba las mejillas de la peli negra con ojos verdosos, quien volvía a su hogar lleno de pesadillas y prejuicios. Sus padres no dejaban de trabajar para un hombre con gustos diabólicos—, o así lo señalaba Liz—. Era un hombre alto que había visto desde niña, con una sonrisa de poco fiar que le extendía la confianza a sus padres y los ataba como trabajadores.

𝐅𝐀𝐋𝐋𝐄𝐍── 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐎 𝐓𝐎𝐃𝐎𝐑𝐎𝐊𝐈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora