Capitulo 1

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Alex miraba boquiabierto el techo de su habitación, estaba cubierto de sudor frio y respiraba agitadamente, hacía mucho tiempo que no tenía pesadillas, pero esta había sido muy vívida, aun le retumbaban los oídos por el estremecedor rugido que había escuchado, ¿realmente había sido un sueño? Se incorporo en su cama, miro su despertador, para ver la fecha y la hora, 03:15 am, del 18 de junio del 2030, aún era demasiado temprano, si salía podía romper el toque de queda y no quería más problemas de los que ya tenía.

Tras haber despertado, todavía se sentía muy intranquilo como si por alguna razón tuviera que estar en guardia, tomo el cinturón junto a su cama y desfundo el arma que llevaba, se aferró a ella buscando un poco de calma. Miro detenidamente a su alrededor, analizando si todo estaba en su lugar, su uniforme de la academia colgado fuera del armario, su chaqueta estaba arrugada, nunca le había causado problema tenerla así, aunque sus superiores lo reprendieran casi a diario, en su escritorio estaban sus reporte incompletos de hace ya algunas semanas, sabía que el director pronto lo mandaría llamar por eso y aun así no le importaba, sus libros acomodados en la estantería, los diferentes controles de sus consolas de juegos esparcidos por el suelo cerca del televisor, su mesa de trabajo con proyectos fallidos, todo parecía seguir igual.

Después de haber analizado su habitación, bajo la mirada hacia la pistola que tenía en sus manos, era uno de dos revólveres hechos a medida, tenía un barril de forma octagonal con capacidad para 8 disparos, en cada cara de este había grabado un Α y un Ω intercaladas, y en la empuñadura tenía una frase en latín "si vis pacem parabelum" que significaba: "si buscas paz prepárate para le guerra". Fue un regalo de su abuelo cuando cumplió los 16 años, sus padres no estaban muy contentos con ese regalo, pero él los acepto con gusto, tras prometer que solo los dispararía en una situación que de verdad lo ameritara, en ese momento tal vez no lo entendía, pero ahora, después de las experiencias que había vivido, supo a que se refería su abuelo, ya habían pasado 5 años desde su muerte, y en momentos así, era cuando más sentía que le hacía falta.

- ¿Qué debo hacer? – dijo para sí mismo y levanto la cabeza, como si esperara que alguien respondiera a su pregunta, aun sabiendo que eso no pasaría, después de pasar un rato en silencio, enfundo el arma e intento conciliar el sueño, algo difícil en ese momento, ya que todos sus problemas volvieron a invadir su mente, la insubordinación de sus compañeros, las disputas entre los equipos, el accidente de la última semana, la ocupación militar a la academia, el juicio de la OTAN, todo era tan abrumador que poco faltaba para que todo se saliera de control, y esperaba equivocarse. Pasaron las horas y aun no podía dormir, justo cuando sus párpados empezaban a ceder ante el cansancio, llamaron a su puerta.

- No estoy en casa – grito sarcásticamente, sabía perfectamente quién contestaría al otro lado de la puerta.

- Por favor Gridlock, no estoy de humor para tus idioteces, ya es tarde.

- Nunca estas de humor, además, ¿tarde para qué? Ya no figuramos como estudiantes en el sistema.

- El director quiere vernos.

Justo como Alex predijo, las cosas iban de mal en peor, que el director de la academia lo mandara llamar en si ya era malo, pero a primera hora de la mañana era algo que tenía que hablar con urgencia, así que se levantó a regañadientes, se tomó su tiempo para vestirse, si ya estaba en problemas que importaba otro por llegar tarde, después de cepillar sus dientes distraídamente, se abrocho su cinturón, y se dispuso a salir, pero cuando paso frente al espejo se miró un momento y se analizó detenidamente.

Recién había cumplido los 21 años, y no notaba gran cambio en su físico, había crecido un par de centímetros y estaba un poco más fornido, pero no más de lo usual, muchas veces lo molestaron por ser un poco más grande que los chicos de su edad, luego miro su cabello negro siempre había sido rebelde así que solo lo cepillaba un poco por las mañanas, unas oscuras cejas se alzaban sobre sus ojos negros, estas al estar arqueadas hacia abajo siempre le hacían parecer molesto, pero en su familia siempre le dijeron que era parte de su encanto, aunque él no se considerara especialmente atractivo, después de su evaluación matutina, que no siempre le levantaba el ánimo, salió al encuentro de su malhumorado visitante.

MythiriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora