Capitulo 5

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Edward tomo su copa y salió al balcón de la habitación donde se encontraba, después de terminar su vino, encendió un cigarrillo y se quedó contemplando la vida nocturna en las calles de Mónaco, sus compañeros de seguro estaban en los casinos, bebiendo y buscando una aventura de una sola noche, él ya había tenido su diversión con una chica hace unos minutos, pero a diferencia del resto no disfrutaba del alcohol y las mujeres en excesos, en cambio permanecía en su habitación, pensando en su próxima jugada.

El siempre mantenía la compostura como líder de escuadrón, cuando el idiota de Alex Gridlock lo puso al mando del tercer escuadrón, seguía sin comprender como un niño 3 años mas joven que el pudiera estar al mando de tan importante programa, al principio no vio la oportunidad que se le presento al tener semejante poder al alcance de su mano, pero ahora las cosas eran diferentes, había alcanzado su máximo potencial humano, en cuerpo y mente, se había dedicado a mejorar y superar a Gridlock para arrebatarle su puesto, pero al parecer seguía sin ser suficiente.

Mientras fumaba, alzo su mirada hacia el cielo nocturno, se detuvo a contemplarlo un momento, fue cuando noto algo extraño en las estrellas, hizo una mueca de desagrado y entro de nuevo en la habitación, entonces inhalo una vez más, solo que esta vez fue más profunda, la contuvo un rato en su boca y soltó la bocanada formando un círculo a su alrededor, entonces el humo en vez de dispersarse, se hizo más denso y adquirió un color negruzco con algunos destellos tintos como si fuera una mezcla de alquitrán y sangre.

Edward observo tranquilamente como aquel humo extraño se concentraba en un solo punto, iba creciendo hasta el punto de alcanzar la estatura de una persona, cuando finalmente se dispersó, había una mujer frente a él, su belleza era inigualable, parecía tener su misma edad, pero era difícil saberlo, un velo le cubría los ojos y solo dejaba asomar unos labios de un rojo intenso, llevaba un vestido largo al estilo de los años 20 del mismo color del humo de donde surgió, sus guantes largos cubrían una finas manos que parecían terminar en unas largas uñas, no, en garras que serían capaces de acabar con cualquiera.

Edward se quedó un momento en silencio y la misteriosa mujer de le dedico una sonrisa, mientras se sentaba en un sillón cercano.

- Es un honor verla de nuevo, Lady Hedda - dijo Eduard mientras hacia una reverencia.

- Levanta la cabeza querido, no necesitas ser tan formal conmigo - dijo ella, que al pareces se llamaba Hedda - aunque el Lady, no suena nada mal, ¿viste el mensaje?

- Así es - respondió Edward - fue un poco confuso, pero pude entenderlo, aunque, ¿no causara problemas que una calavera formada de estrellas aparezca de la nada?

- No puedo creerlo - se quejó ella mientras se servía vino, dio un sorbo y continuo - le dije a Khaldun que no hiciera algo tan llamativo, pero nunca hace caso, es un completo idiota, por eso no puedes contar con los egipcios - dijo mientras se reía.

- ¿Por qué estás aquí Hedda? - la interrumpió Edward molesto.

La sonrisa de Hedda se desvaneció, permaneció un momento en silencio, a continuación, hizo un ademan y súbitamente la temperatura del lugar descendió drásticamente, los muebles empezaron a cubrirse de escarcha, la presión parecía aumentar, fue entonces cuando Edward empezó a respirar con dificultad y pronto callo de rodillas frente a Heda.

- Me considero una mujer paciente - dijo Hedda - pero algo que no soporto es que la basura como tu busque sentirse superior a mí, así que más te vale mantenerme de buen humor si no quieres sentir en carne propia lo que le pasa a quienes no se refugian durante las ventiscas.

- E-está bien, lo siento, no volveré a tratarte así - dijo Edward con dificultad antes desplomarse casi inconsciente.

- Me alegra que lo entiendas - respondió Hedda mientras daba un aplauso, tan rápido como empezó la ventisca se detuvo y como si nada hubiera ocurrido, con otro movimiento de su mano una pequeña brisa entro en la boca de Edward devolviéndole la respiración mientras se reincorporaba dando arcadas.

- Ahora que el mensaje quedo claro - continuo ella - Draken me envió para saber si el trato sigue en pie, faltan 3 días para el solsticio de verano, por lo que comienza a impacientarse.

Edward se paseó por la habitación mientras recuperaba el aliento, finalmente se sentó en el sillón contiguo frente a Hedda y respondió.

- Puedes decirle a nuestro flamante amigo que el trato sigue en pie, le daré lo que quiere siempre y cuando yo consiga lo que quiero, además el plan se puso en marcha esta tarde, no tienen por qué preocuparse.

- Me complace escuchar eso - dijo ella alegremente mientras hurgaba en un pequeño bolso de mano que no tenía hace un momento, finalmente encontró lo que buscaba.

- Este medallón servirá para que puedas contactarnos una vez tengas lo que acordamos - dijo mientras le entregaba un medallón plateado, no era mas grande que una moneda, tenía varios grabados, pero el que resaltaba era uno de unos triángulos entrelazados - una vez el objetivo este aislado de los demás, deja caer una gota de sangre en él, traza la forma del valknut con tu pulgar, entonces sabremos que es el momento indicado y nos encargaremos del resto, después de eso habremos dado el trato por terminado.

- Entonces, así de fácil ¿eh? - dijo Edward mientras analizaba el medallón.

- Las cosas salen mejor cuando se hacen rápidamente y sin muchas complicaciones, es mejor trabajar así.

- Pero mi pregunta aquí es ¿para que necesitan a Alex?, dudo que un idiota como el les sirva si tienen esas habilidades.

- Oh querido, no tienes idea - dijo Hedda finalmente.

Edward supo que era mejor no seguir preguntado, así que guardo el medallón, hubo un pequeño silencio hasta que el hablo.

- ¿Hay algo mas en lo te pueda servir?

- Si, hay algo - contesto ella con voz coqueta, mientras deslizaba su dedo índice por el brazo de Edward -creo que lo justo es que quien entregue el mensaje, reciba una recompensa.

Edward se puso de pie tranquilamente, se dirigió al balcón, cerró las puertas y apago las luces, se acerco a Hedda y en la oscuridad dio rienda suelta sus deseos, durante lo que quedaba de la noche.

MythiriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora