— ¡Ey, tu puedes! — Sabito me animo, en ese momento había sentido bastantes fuerzas para acabar con mi entrenamiento, eso era lo necesitaba. Hasta ahora se lo agradezco bastante.
— Gracias —
— Lo hiciste bien para ser tu primer día — Continuaba la plática. — sin duda eres alguien fuerte — Alago con una sonrisa deslumbrante, eso era muy agradable.
—¿En serio lo crees? — Pregunte pensativa, yo quería ser igual de fuerte para ayudar y defender a los demás. Y eso hice.
— ¡Claro! — Sonrió — ¿Me acompañas al río? —
— Si, vamos — Corrí al lago siendo acompañada por él. Me sente sobre las rocas del suelo para lanzarlas al río.
En todo el momento no habíamos dicho nada, pero tampoco era algo incómodo, al contrario, me reía de todas las cosas que hacia, pero no duró mucho tiempo. Él anciano dijo que nos presentaría a alguien. Y no me arrepiento de haber sido su amiga.
— Vamos Giyuu, no tengas miedo — Me sorprendia ver a un niño de talvés mi misma edad. Tenía el pelo negro y medio largo con unos ojos azules.
Se veía bastante miedoso y penoso, en sus ojos se podía ver el dolor y sufrimiento por el cual estaba pasando.
Realmente seriamos buenos amigos. Él, yo y Sabito. Por siempre.
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