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𝑫𝒆 𝒑𝒓𝒐𝒏𝒕𝒐...
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— Parate — No podía... Estaba tan cansada que apenas escuchaba la voz de Sabito y veía la imagen de Giyuu en el suelo.
— Perdon, Sabito — Me puse de pie, entonces Sabito dejó de verme y empezó a regañar a Giyuu pues este se culpaba por la muerte de su hermana que Sabito no hizo nada más que darle una cachetada.
— Giyuu, si alguno de nosotros muere no te culpes a tí mismo — Dije ya de pie y Sabito asintió pero me interrumpió.
— No moriremos, yo los voy a proteger y me aseguraré de que los tres pasemos — Tomó nuestras manos con una gran sonrisa, él es 𝑎𝑑𝑚𝑖𝑟𝑎𝑏𝑙𝑒, siempre pensaré eso.
— Giyuu. ¿Aprecias tanto a Sabito? — Cuando dije eso Sabito ya se había ido, estaba sola con Giyuu. — Por qué, para mi si es muy especial —
— También para mí — Tartamudeo.
— Te prometo que yo lo protegere — Sonreí y él se calmo, el brillo que había en sus ojos era único e inolvidable. Nunca lo olvidaré.
— ¿De qué hablan? Tenemos que seguir entrenando — Interrumpió Sabito de un de repente a nuestras espaldas que rápidamente nos pusimos a entrenar.
Había pasado tanto tiempo, más de lo que podría adivinar, sorpresivamente todos teníamos la misma edad. Mis mejores amigos.
La selección se acercaba cada vez más y la presión que sentíamos era mucha, Sabito entrenaba y nos ayudaba bastante. El deseaba que estuviéramos juntos en la prueba.
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