冬 - 𝟔

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𝑴𝒆 𝒂𝒕𝒓𝒂𝒆 𝒂 𝒆́𝒍...

Aquella noche no podía dormir, mis manos se congelaban y los huesos de mis pies dolian

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Aquella noche no podía dormir, mis manos se congelaban y los huesos de mis pies dolian.

Al día siguiente me enferme, la fiebre subía y el sudor salía por mi frente sin parar.

Sabito se había quedado a mi lado, mientras el señor Urokodaki había ido por carbón o incluso algunos remedios.

Era tanto el dolor que empezaba a llorar y eso me hacía entrar en vergüenza que me tapaba para que nadie me viera, o más bien para que Sabito y Giyuu no me vean.

— Deja de llorar —
Me reclamaba Sabito tratando de descubrir mi rostro

— ¡No puedo! —
Le gritaba mientras me seguía tapando, escuche un suspiro y de un hueco podia verlo con los brazos cruzados.

En toda la mañana él no se había despegado de mi lado y hasta ahora lo aprecio, siempre me cuido con tanta cautela que necesitaba devolverle él favor.

En la tarde insistió en darme de comer, me senté y algo brusco puso la cuchara sobre mis labios.

En la demás tarde quería levantarme y entrenar, él clima ya no era frío y la nieve ya no estaba. Incluso así Sabito me tomó de la manga de mi ropa y me hizo sentarme a lo brusco.

Sabito, necesito entrenar —
Susurraba, él se había negado
— por favor, ya me siento mejor —
Tome sus manos entre las mías, pero de nuevo se negó e hizo que me hechara en el futon, resignada suspire para así cerrar los ojos.

Al día siguiente ya me encontraba mejor y de un salto me había levantado animada que sin darme cuenta había pisado a Sabito haciéndome caer

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Al día siguiente ya me encontraba mejor y de un salto me había levantado animada que sin darme cuenta había pisado a Sabito haciéndome caer.

Me dejaron entrenar, pero fue más calmado que los días anteriores y lo que más quería perfeccionar era la espada.

Alzaba la espada de madera y la golpeaba con el árbol, lo hacía tantas veces seguidas que estaba por desmayarme.

Sabito y Giyuu entrenaban aún más, aunque el último se le dificultaba pero aún así intentaba lograrlo, no se rendía y eso me enorgullecia. Se que llegará muy lejos.

Hasta ahora recuerdo como los días pasaban y el señor Urokodaki nos enseñaba las posturas del agua, más que todo a Sabito que era el más capacitado de los tres.

Caía mucho, los brazos me ardían y mi respiración solía estar entrecortada, a penas podía manejar las posturas, sabia que si seguía así no iba a sobrevivir contra cualquier demonio.

Esa fue una motivación para pararme y entrenar al doble cada día, yo quería proteger a ambos.
Deseaba regresarsela a Sabito.
Giyuu sufrió mucho para volver a hacerlo.

Sin siquiera pensarlo, me di cuenta de lo cercanos que éramos, no lo veía como un hermano. Era algo más prufundo. 𝑆𝑖 𝑡𝑢𝑣𝑖𝑒́𝑟𝑎𝑚𝑜𝑠 𝑚𝑎́𝑠 𝑡𝑖𝑒𝑚𝑝𝑜.

talvez solo era mi imaginación, en ese momento yo tomaba en cuenta las veces que el me cuidaba.
Y eso lo hacía más lindo en varios sentidos, a pesar de ser algo brusco y muy estricto conmigo, me protegia, incluso de las heridas que el mismo me hacía tener, las curaba cada una.

𝑆𝑎𝑏𝑖𝑡𝑜.

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ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ sᴇɪs

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‧͙⁺˚*・༓☾ 𝟓𝟒𝟓 ☽༓・*˚⁺‧͙

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𝐖𝐀𝐓𝐀𝐒𝐇𝐈 𝐍𝐎 𝐒𝐀𝐈𝐒𝐇𝐎 𝐀𝐈 ✩⢄⢁✧ ----sᴀʙɪᴛᴏ---- ✧⡈⡠✩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora