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Habían pasado varios días, semanas o talves meses. Ya estaba lista, me prepare bastante para este momento, Sabito y Giyuu también, aunque el último seguía teniendo miedo.
—Vamos Giyuu, Urokodaki dira lo que hay que hacer— Trate de darle ánimos.
— Muevanse ustedes dos — Sabito protestó hacia nosotros que aún permaneaciamos en el suelo. — Me dará rabia con ustedes — Tomó a Giyuu del brazo y a mí de la mano entrelazando nuestros dedos.
— Ya vamos, Sabito —
— No es posible, ya somos grandes y seguimos siendo impuntuales — Apreto el agarre y aumentando la velocidad del paso.
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— Ya les enseñe todo lo que se, desde ahora depende de ustedes —
— ¿De nosostros? — teníamos que romper una piedra en dos, pero ahora eso dependía de cada uno. Era diferente a las veces que Sabito me ayudaba con algo, ahora eso era mi deber.
— Nosostros podemos, si hacemos eso podremos ir a la selección final — Sabito estaba emocionado, quería ir lo más rápido a romper esa roca.
— Sabito tiene razón, ¡Vamos Giyuu! — Lo animaba dando palmadas en su cabeza. — Seremos los mejores, los tres — Abrace a ambos rodeando ambas brazos en sus hombros juntandonos aún más. Sabía que entre nosotros nos ibamos a proteger sin dudar.
Pasaban los días. Los rasguños y heridas se hacían cada vez más, estaba cansada, pero Sabito lo estaba aún más y el no se quejaba.
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Cuando pude, lo llame. No quería ocultarlo más, talves no era el momento y también se que quizas solo me quería como familia.
— ¿Para qué me llamaste? — Voltee a verlo, había crecido tanto. Todos crecimos mucho, ya no era una niña pequeña que se la pasaba viendolo a escondidas.
— ¿Tú me quieres solo cómo familia? — Fui directa, estaba decidida a decirlo. Quería librar mis hombros de ese peso que cargaba al ocultar lo que sentía. Hay que tomar riesgos.
— ¿Por qué preguntas eso? Hay que ir a entrenar más — Trato de irse pero lo detuve, estaba tan tenso que podía sentirlo, su piel se erizo al momento en que lo toque.
— Yo no te quiero como un familiar de sangre— Hablaba antes de que se fuera, no quería desperdiciar ese buen momento que tenía para hablar con él, pase años de mi vida ocultando lo que sentía, ¿por qué más? Si muero mañana sabre que si me arriesgue al hacerlo. 𝑄𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜 𝑣𝑖𝑣𝑖𝑟.
— entonces yo tampoco —
— no me mal intérpretes, no es que no te quiera. El amor de un hermano es más familiar — Suspiraba aún tomandolo de la mano. — Esto es fácil, no voy a perder más tiempo y me arriésgare. A pesar de que no sientas lo mismo que yo.— Tragaba en seco. — Mi corazón late de una forma en la que no lo hace con cualquier persona. Sabito, tû eres especial para mí, eres mi primer amor — Trago en seco volteando a verme directamente, sus ojos conectaron de inmediato con los mios, esa conexión nunca la había sentido con alguien, y nunca lo haré.
No tienes ojos para nadie más. Como si estuvieras ciega de amor.
— ¿me permites ser también él tuyo? — Miraba el suelo nerviosa, estaba feliz de haberme atrevido a decirlo. 𝑁𝑜 𝑚𝑒 𝑎𝑟𝑟𝑒𝑝𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜.
— Ya lo eras — Beso la comisura de mis labios, fue tan espontáneo que hasta ahora lo recuerdo, ese sentimiento tan cálido y profundo que sentí no se compara con nada. Es muy diferente, es amor.
De todas formas es un sentimiento que no se escribe, si no se siente.
Todos amamos alguna vez.
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