Capítulo 3

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Mis ojos se abren lentamente, parpadeo y me enfoco en la realidad que comienza a infiltrar mis sentidos. La sensación de suavidad bajo mí me da pistas de mi entorno. Al mirar a mi alrededor, el destello dorado de la sala refleja un brillo majestuoso. Mis dedos tocan la superficie fría y esculpida del trono, y mi mente comienza a asimilar la magnificencia del lugar en el que me encuentro. Las miradas expectantes de los Sombríos se posan en mí, sus rostros llenos de respeto y anticipación. Mi corazón late con fuerza, mientras el peso de las responsabilidades y la realidad de mi nuevo papel como reina comienzan a hundirse en mi conciencia.

Las cortinas pesadas ondean suavemente en el fondo, llevando consigo el susurro de un mundo que se encuentra fuera de la sala, un mundo que todavía está tomando forma en mi mente.

La sensación de haber estado inmersa en un sueño tan vívidos, donde las emociones, los olores y las texturas son tan palpables, aún laten en mi interior. La transición entre ese mundo onírico y el aquí y ahora se siente como un suave choque de realidades. Mis manos se aferran con suavidad a los descansabrazos del trono, buscando aclararme la certeza de que he emergido de un sueño profundo.

«Creo que no eres la elegida para ser reina»

Miro a mi hermano acercarse ante mí con la intención de ponerme esta corona en la cabeza y la boca se me seca ante el pánico que crece por momentos. Yo no estoy destinada a unirme a una corona. Yo no estoy predestinada a salvar mis tierras de esta forma, ¿lo voy hacer entonces? ¿fingiré por los míos? Lo cierto es que no me queda otra opción.

—Majestad—la voz aguda de mi hermano hace que vuelva a centrarme en lo importante—. Esta corona le pertenece.

Lo miro a esos ojos iguales a los de nuestro padre y asiento agachando la cabeza, dispuesta a dejar que me la ponga en la cabeza.

Y así, sin más, la primera parte de la ceremonia queda concluida, con demasiados aplausos como para poder pensar en una realidad que está frente a mí.

«Creo que no eres la elegida para ser reina»

⚔️⚔️⚔️

—Enhorabuena—una mujer de ojos oscuros y pelo de tonos violetas me dice—. Me alegra que sea usted nuestra nueva reina.

La voz de la mujer resuena en mis oídos mientras intento asimilar la realidad de mi nueva posición. Agradezco su amabilidad, y su bienvenida, aunque la sombra de la incertidumbre sigue persistente en mi mente. Me obligo a sonreír, tratando de ocultar mi inquietud mientras todos los demás empiezan a rodearme, felicitándome por mi ascenso al trono.

La música comienza a llenar el aire, fluyendo en una melodía que resuena con una elegancia oscura y enigmática. Los Sombríos comienzan a bailar, moviéndose con gracia y precisión en el centro de la sala. Los colores profundos y ricos de sus vestimentas se mueven en armonía con la música, creando una imagen hipnótica y cautivadora. A medida que avanzo entre la multitud, recibiendo felicitaciones y muestras de apoyo, mi corazón late con fuerza.

Les estoy mintiendo sin palabras.

La ansiedad se apodera de mi entre las multitudes que cada vez se suman a vitorear y no me queda de otra que escurrirme de entre los Sombríos que intentan felicitarme para escabullirme de la fiesta celebrada en mi honor. No me queda de otra que salir corriendo alejándome completamente de ellos porque si permito que me miren mi mascara caerá en pedazos y no debo mostrar quien soy en realidad.

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