Capítulo 8

19 4 0
                                    

—¿Qué se supone que haces aquí sola? —su mirada acusatoria hace que por instinto dé dos pasos hacia atrás—. ¿Y Cassian? —enseguida me tenso porque lo último que yo quiero es que se meta en problemas por mi culpa.

—Sebastián...—simplemente me sale decir su nombre como respuesta, aunque sea consciente del poco sentido que eso tiene.

—¿Qué pasa con él? —sus ojos profundos calan en mí y eso consigue que me ponga mucho más nerviosa, como si estuviese incumplido una norma que va a llevarme a la cárcel.

—A ti que te importa—vuelco los ojos con disimulo y lo ignoro subiendo las escaleras que soy consciente que sube conmigo por detrás, ya que siento su vista pegada a mi espalda.

—Estás escondiendo algo—murmura con un tono de pocos amigos que hace que me cueste incluso a mí contenerme—. ¿Qué hay entre tú y Sebastián?

Al llegar al último escalón me detengo como si no pudiese tener sentido lo que está diciendo, ni mucho menos entender a que viene la pregunta. ¿Qué se piensa que hay entre yo y Sebastián? Porque si es lo que creo que es, no tiene ni pies ni cabeza.

—¿Qué piensas que hay entre nosotros?

—No lo sé, por eso pregunto—masculla y sé que está enfadado por el tono tan brusco que está utilizando—. ¿No hay nada que quieras comentar?

—No tenía ni idea que a un guardia se le tiene que contar todo lo que me pase día a día.

—Sobre tu día a día no, pero sí lo importante. Y esto desde luego lo es.

—Eso lo dices porque te beneficia a ti—frunzo el ceño y me acerco a una puerta que abro de inmediato—. Sigo sin entender que quieres sacar con esto.

La habitación enseguida me hace desconectarme ante las maravillosas estanterías que llenan todas las paredes con infinidad de libros que por fin están a mi disposición para lo que me apetezca. Libros y libros que por fin sabré que tanta importancia tienen en un reino como Penumbria.

Lo cierto es que nunca se me permitió acceder porque mi padre me dijo que era mejor que creciera un poco más para poder comprender por qué este lugar es sagrado para la realeza. Me llegó a prometer que algún día él me lo mostraría y, con ello, me enseñaría que importancia trascendía desde diversidad de generaciones. Me mintió al parecer porque aquí aparte de libros no hay mucho que destacar. Tal vez los cuadros de las diferentes generaciones de reyes que han pasado por el trono antes de que llegara yo, pero lo que sí sé es que tanta magia y tanto secretismo ha sido una pérdida de tiempo.

—... ¿Estás saliendo con alguien? —me pregunta Rowan haciendo que vuelva a la realidad sin poder mostrarme realmente confusa, por lo que acaba de decir.

—¿Salir con alguien? ¿Yo?

—Eso es lo que te acabo de preguntar. Sé que estás saliendo con Sebastián, no hace falta que te hagas la confundida.

Espera, espera, espera... ¿Qué está diciendo?

—No entiendo qué quieres decir—aseguro mirando a mi alrededor en busca de un libro en específico—. ¿Yo con Sebastián? ¿Lo dices en serio?

—Estáis todo el día juntos, ¿qué voy a pensar si no?

—Estamos todo el día juntos porque no se me permite quedarme sola en ningún momento, ¿qué quieres que haga yo? Es mi guardia.

—¿Y las risas? ¿Y las miradas? Por favor, te conozco muy bien para saber que me estás mintiendo.

Arrugo la nariz y me detengo a mirarlo con los brazos cruzados, como si nada de esto tuviera sentido. Que sí, puede que nos llevemos bien y tal vez podamos parecer algo que definitivamente no somos ni seremos nunca, pero... ¿A él de todas formas que le importa?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 04, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La Reina de las Mentiras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora