CAPITULO 3

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chiara

Horas más tarde...

En cuanto a los hombres que entraron a mi casa, me dio pena y les curé las heridas de bala, pero cuando terminé mi cuñado los amenazó diciendo que, si venían de nuevo por aquí, ellos no saldrían vivos de nuevo, los hombres eran obligados. a irme de mi casa.

Una hora después, Piero se fue a su casa con su esposa y yo me fui a dormir.

Dia siguiente...

Me estoy preparando para ir al hospital y enfrentar al hombre loco que me tocó como paciente. Salgo de mi departamento empiezo a caminar hasta el hospital cuando llego, me voy a los vestidores, me pongo mi vestimenta de enfermera y me voy a ver mis pacientes. Estoy frente a la pieza del lunático, siento que alguien me observa y me doy la vuelta para entrar a mi hermana luego hago una mueca.

Odio cuando me observa así. Me incomoda porque siento que me esta juzgando por algo que no hice.

Entra en la habitación de Jacobo.

— Hola enfermera — me saluda con un tono suave.

— Hola Jacobo, tenemos que hablar sobre los límites — hablo con una sonrisa forzada.

— ¿Límites? ¿De qué está hablando la señorita Russo? — pregunta con interés y confusión.

— Unos hombres entraron a mi casa diciendo que tu los enviaste — explico.

— Yo no ordené nada, señorita Russo. Desde que estoy aquí no he tocado mi teléfono — se excusa y frunce el ceño.

— Lo único que voy a pedirle es que no mienta también le pido respeto hacía mi persona o me veré obligado a asignarle a otra enfermera — hablo con un tono serio y enojado, el hace una mueca en el rostro.

— Lo digo en serio, yo no he enviado a ningún hombre — se queja como un niño.

— ¿Por qué dijeron que usted fue? — pregunta enojada.

— No tengo idea. Lo averiguaré — murmura para él, pero logro escucharlo.

— Le informaré que quiero que estas avanzando bien en su curación. Hoy tendrás tu alta, iré a hacer el papeleo — informo y asiente con la cabeza, me doy la vuelta para salir.

— Señorita Russo ¿Podré verla de nuevo? ¿Me daría la oportunidad de tener una cita conmigo? — interrogar.

— Tengo que pensarlo — es lo único que digo antes de salir de la pieza, me encuentro con mi hermana mayor quien tiene los brazos cruzados.

— ¿Cómo te encuentras? Piero me contó lo que pasó —dice y bufo.

— Estoy bien — admito mientras encojo mis hombros mientras empiezo a caminar hasta la recepción para redactar el altar de Jacobo.

—Estoy preocupada por ti, Chiara. Yo solo...—interrumpo sus palabras.

— Yo estoy cansada de que me veas como una persona débil, se que te preocupas por mí. Me conoces bien, nuestro padre me ha enseñado a defenderme, me ha entrenado bien. Ya no soy una niña, soy una persona adulta que sabe lo que quiere — comentario mientras escribo el alto.

— El es peligroso para ti, Chiara — trata de hacerme razonar.

— Y Piero también lo es para ti y no te digo ninguna palabra — hablo en mi defensa.

— Es diferente — dice y niego con la cabeza.

— No hay amores. Los dos son personas peligrosas y por si no lo ha notado, nosotras las Russo estamos en ese mundo desde que nacimos así que no me digas lo que me conviene o no. Iré a darle el alta a mi paciente — es lo único que digo antes de irme nuevamente hasta la pieza de Jacobo, pero me detengo cuando observa que está gritando a su mano derecha.

— ¿Quién autorizó esa estupidez de ir a la casa de la enfermera? —pregunta enojada.

— Señor...— interrumpe su oración.

— Busca al culpable. Esto no tiene que quedar así, sabes bien que nosotros respetamos a las mujeres no hacemos estas cosas — gruñe enojado.

— Si, señor — dice su mano derecha bajando la cabeza. Me armo de valor y toco la puerta dos veces antes de entrar.

— Adelante — grita, entró al instante.

— Señor Dauphin aquí tiene su alta, tiene que firmarlo. Iré a traer los elementos para retirar la intravenos — es lo único que digo.

Minutos más tarde...

Entro de nuevo a la pieza comienzo a hacer mi trabajo concentrada, al terminar, Jacobo me entrega la planilla. 

— Aquí tiene — dice Jacobo, sonrío.

—Con permiso. Me esperan un rato, les daré las indicaciones de reposo correspondientes — es lo único que digo antes de retirarme de la habitación cuando estoy afuera suspiro de alivio.

Dios, este hombre me pone muy nervioso ¿Por qué no traje antes esa hoja? 

Pido la hoja a la enfermera, me entrega.

Me encamino hasta el cuarto de Jacobo, toco dos veces la puerta, entro y no encuentro a nadie, frunzo el ceño. 

¿Se habrá ido ya? Porsupuesto que si, esos hombres no obedecen para nada.

Sacudo mi cabeza y encuentro una nota en la cama. 

Nos vemos pronto, enfermera. 

Jacobo. 

¿Qué quiso decir con eso?

Opuestos (#2 MM) // JUEVESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora