Capítulo 36: NOVATO

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Capítulo XXXVI

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Capítulo XXXVI

Novato

No podía creer lo que veía, mi huésped inesperado no era menos que un fantasma del pasado que había vuelto para atormentarme, una aparición tan misteriosa como solo ella misma podía serlo, él alguna vez llamado "ejecutor" por las víctimas que acarreo con los años, era yo, pero al mismo tiempo no lo era, el reflejo de todo lo malo que me carcomía por dentro como un cáncer, un alter ego que creía haber olvidado se hacía presente para recordarme que nunca se había ido, y que nunca fui libre en realidad.

—¿Qué haces aquí?, ¿¡Cómo es posible!?

Me quedé sin recibir respuesta.

—¿¡Por qué viniste!? —grite demandando una respuesta sin creer recibirla, pero así fue.

—Porque era necesario —respondió con mi voz, gastada, ronca pero fuerte.

—¿¡Necesario para qué!?

—Atrapado por tanto tiempo, solo viendo el desastre que causamos, me obligaste a hacer algo.

—No, pero —dije tartamudeando— tú no puedes, ¡No deberías de poder salir!, ni siquiera te recuerdo, eres como una enfermedad dentro de mí.

—Algunas enfermedades somos mejor que su patética y cobarde cura.

—¡Vete!

—¿Por qué lo haría?, ¿Por qué quieres extinguirme tan rápido? Si tú me llamaste.

—¡Yo no te he llamado!

—Claro que sí, tu actitud cobarde al darte la vuelta para no ver el mundo, como todo se cae a tu alrededor, eso me trajo de vuelta a ti, y eso fue lo que me trajo por primera vez.

—No, tú solo estás en mi mente, ¡Vete, monstruo!

—Ambos lo somos, así que déjate de eso.

Estaba harto de verlo, quería que se fuera, pero antes de eso quería que me contestará una duda, una que tenía por tanto tiempo y al fin frente a mí podría estar la respuesta.

—Respóndeme algo, ¿Qué pasó en ese año?, No lo recuerdo, ¿Por qué no lo recuerdo? ¿Por qué no recuerdo lo que hice cuando era tú?

Pero antes de que me respondiera, escuché una voz.

—¿Adrián? ¿¡Estás ahí!?

Era Alex, había llegado a verme. El ejecutor me miró, y me respondió de una forma que no esperaba.

—¿Quieres saber qué pasó?, Pregúntale a ella, ella fue la razón por la que dejamos de ser lo que bien sabes que somos.

Y con estas palabras, se desvaneció.

Quede ahí unos segundos petrificado, razonando su respuesta, tratando de encontrarle sentido, hasta que Alex llamo de nuevo, ahí me di la vuelta y baje las escaleras a su encuentro.

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