𝑼𝒎𝒂 𝒎𝒖𝒍𝒕𝒊𝒅𝒂̃𝒐

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Dos horas habían estado de tienda en tienda, que porque faltaban cosas de la despensa, que porque se había acabado tal cosa en la cafetería o porque algo les había gustado, Sanzu era quien estaba cargando con la mayor parte, mientras su hermana se encargaba de cuidar a su hija para evitar que no saliera corriendo o se perdiera entre tanta gente que había en la plaza

—Mami, ya me cansé, ¿Nos podemos ir?— Dijo Haru cansada de caminar.

—Aún faltan algunas cosas que debo comprar— Respondió su madre.

—En ese caso, Puedo ir con mi tío Sanzu a la heladería?—.

—Haru, ya te dije hace rato, no puedes porque ya te comiste uno esta semana, en todo caso, sería una paleta de hielo—.

—¿Entonces sí puedo?—. La mayor asintió —¡Genial!—

—¿Te compro la paleta de choco menta verdad?— Preguntó Sanzu.

—Eso no se pregunta, sabes que ese es mi sabor favorito—

—Está bien— Entre risas —Vente Haru— Dijo mientras tomaba la mano de su sobrina.

Cuando ambos estuvieron lo suficientemente lejos, la pelirrosa aprovechó a ir a algunas de las tiendas de juguetes favoritas de su hija para ver qué podía conseguir pues el cumpleaños de la niña estaba cerca. Ella tenía dos cosas claras para comprar el regalo perfecto; a Haru le gustan las barbies y dibujar, a su manera, claro, también iba a hacerle una pequeña fiesta así que iba a necesitar decoraciones que fueran acorde con lo que tenía en mente. 

—¿Será que le llevo material de dibujo o una muñeca? Es decir, puede jugar con la muñeca, pero si le compro cosas de artes puedo desarrollar su habilidad... Que difícil es comprarle un regalo— Susurró mientras analizaba las opciones.

—Si gusta puedo ayudarle— Dijo un hombre alto y de apariencia intimidante, cosa que asustó un poco a la ojiverde

—No se atreva a acercarse a mí— Amenazó la pelirrosa.

—No pienso hacerle nada, por favor tranquilícese— Respondió mientras se acercaba, siendo recibido por un golpe de Senju.

—¡Le dije que no se acercara!— Exclamó ya enojada.

—¡Qué no pienso hacerle nada! Solo vine a comprar un juguete para la hija de un amigo— Explicó el rubio algo preocupado.

—Entonces pruébelo— Exigió Senju tratando de no perder la calma, el hombre solo mostró un papel con las especificaciones del juguete.

—Le quiere dar una sorpresa a la niña, entonces me pidió comprarlo, ¿Contenta señorita?— Preguntó buscando la aprobación de la mujer, quién estaba apenada por la situación.

—U-una disculpa... Yo tengo que irme— Dijo mientras salía rápidamente del lugar muerta de vergüenza, ni siquiera terminó de comprar las decoraciones, solo quería perder de vista a aquel hombre —¡Caralho! algo tenía que pasarme justamente hoy, ay no, que vergüenza— Susurró muy bajo.

—¿Quién será esa mujer?— Se preguntó el rubio mientras la veía irse, aunque sus dudas fueron dispersas al ver una tarjeta de presentación en el piso —¿Dolce Gusto? Creo que sé donde queda—.

Rato después de ese mal momento, Senju se encontraba en la cafetería ayudando a las baristas, el local estaba lleno y los pedidos se acumulaban sin parar. Ya había ido a dejar a Haru con su tío Baji y a Sanzu al trabajo, también aprovechó a cambiarse por algo más cómodo para poder ayudar con las órdenes.

—Ojalá no vea de nuevo, si eso pasa juro que voy a— No pudo terminar su frase pues cuando volteó a ver la puerta se topó con alguien muy familiar.

𝗕𝗮𝗷𝗼 𝗲𝗹 𝗰𝗶𝗲𝗹𝗼 𝗱𝗲 𝗥𝗶́𝗼 » 𝗦𝗲𝗻𝗦𝗼𝘂𝘁𝗵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora