Chapter 7: The Beginning of an Adventure (+18)

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– De acuerdo, Jisoo. Hoy yo... Seré tu prostituta. 

                    

La coreana se quedó helada ante aquellas palabras, ¿había escuchado bien? Definitivamente estaba volviéndose loca, estaba comenzando a pensar que lo que Minji le echó a su café cuando estaban en la empresa no era azúcar, sino que alguna droga alucinógena. 

                    

– ¿M-Mi qué...? 

                    

– Oh, vamos – Sana giró los ojos – No es algo tan extraño. 

                    

– ¡Claro que lo es! – exclamó – No puedes hacer eso, tú pagaste por mis servicios, yo debo... Tú... Yo no tengo nada que ofrecerte a cambio – bajó la mirada. 

                    

– No recuerdo haberte pedido algo a cambio. 

                    

– Escucha, Anna – suspiró – Mi trabajo es ser una puta, la puta de las personas – sentenció – Mi trabajo es hacer que mis clientes se corran, a nadie le interesaría que una prostituta disfrute, ¿por qué tú querrías ser diferente? 

                    

– Porque yo no te veo como una simple prostituta, Jisoo – dijo con simpleza y tomó su mano para ponerla de pie – No puedo ver tu rostro, pero... – la miró a los ojos – Sé que detrás de ese antifaz se esconde una chica hermosa, y así es como te veo. 

                    

– ¿Cuánto bebiste antes de entrar aquí? – preguntó incrédula – ¡Mira dónde estás! ¡Presta atención a tu alrededor! 

                    

– Estoy... En una habitación – rió – Una habitación con una cama que espera a ser ocupada. Una habitación con luces de neón azules. Estoy en una habitación con una chica rubia, de baja estatura, que lo único que necesita es que la hagan sentir bien aunque sea por una noche. 

                    

– Te vas a casar – recordó – ¿Realmente harás esto? 

                    

– Jisoo, ¿cuántos hombres casados no han venido por un buen polvo a lo largo de tu estadía aquí? – devolvió la pregunta – ¿Cuántas mujeres casadas han venido a tener una experiencia lésbica contigo aquí? Apuesto es un centenar – murmuró. 

                    

– Pero... 

                    

– ¿Quieres que te diga algo? – la tomó del rostro, recorriendo con sus ojos cada facción de la coreana, pasando por sus ojos, nariz, labios y aquel llamativo lunar que por alguna razón se le hizo un poco familiar – Amo a mi novio, no tienes una idea de cuánto.  (El de la nariz juju)

                    

– Entonces... 

                    

– Cállate, no te he dado permiso para que abras la boca – dijo con autoridad – Él es el hombre con el que me voy a casar y espero pasar el resto de mi vida a su lado, pero ahi existe un sin embargo. 

PROSTITUTE || SAHYODonde viven las historias. Descúbrelo ahora