Chapter 26: Alone

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– ¡Tendrías que haberme preguntado! – gritó Sana enojada hacia el teléfono. 

                    

Amor, pensé que te alegraría que las invitaciones hayan sido enviadas – contestó Jinyoung. 

                    

– ¡Se supone que yo sería la encargada de enviar las invitaciones! – siguió con los gritos – ¡Ni siquiera sabes a quién quería invitar! 

                    

Tu madre me mandó la lista de invitados, así que las mandamos a los que aparecían allí – comentó sin mucho interés – ¿Por qué te preocupa tanto? Sólo adelantamos un trámite. 

                    

– No era sólo un trámite, Jinyoung – suspiró – Lo que pasa es que...  

                    

– ¡Señorita Minatozaki!  

                    

– ¿Yoohyeon? – la pelinegra frunció el ceño al ver a la rubia entrar a su oficina de manera tan repentina. 

                    

– Lamento interrumpir de la nada – tragó saliva – Pero necesito que venga al estudio de música. 

                    

¿Sana? ¿Sigues ahí? – interrogó el chico y Sana recordó que estaba conversando con él. 

                    

– Te llamo luego, Jinyoung – dijo y cortó la llamada – ¿Qué ocurre, Yoohyeon? 

                    

– Jihyo está aquí y no se ve nada bien – informó y el corazón de la japonesa se detuvo por medio segundo – Por favor, venga rápido. 

                    

Sana no alcanzó a siquiera pensar cuando sus piernas ya se habían movido rápidamente detrás de Yoohyeon. Llegó hasta el estudio de música y lo que vió, fue lo más impactante y desgarrador de su vida. 

                    

– ¿J-Jihyo? – balbuceó y la rubia alzó la vista. 

                    

Su rostro estaba cubierto de moretones, al igual que sus brazos. Estaba vestida con ropa informal, pero esta estaba rota y llena de manchas de sangre. ¿Qué demonios había pasado? 

                    

– Sana – habló, pero su voz sonó fría, rígida, sin emoción alguna – Qué bueno verte. 

                    

– ¿Q-Qué te pasó? – murmuró acercando, pero la menor alzó una mano para que se detuviera. 

                    

– Te agradecería que mantuvieras tu distancia – soltó toscamente – Chicos, ¿podrían dejarnos solas? – preguntó mirando a sus compañeros de trabajo. 

                    

Estos asintieron lentamente y luego de darle una mirada de preocupación, salieron del estudio dejando a ambas chicas solas. 

PROSTITUTE || SAHYODonde viven las historias. Descúbrelo ahora