Chapter 11: Temptation

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10:00 pm. 

                    

Jihyo tocó la puerta dos veces pero nadie atendió, frunció el ceño y sin más entró sin pedir permiso. La oficina de su jefa se encontraba a oscuras, como si nadie estuviera ahí. 

                    

– ¿Sana? – habló la pequeña, pero nadie respondió – Qué extraño, se supone que debía estar aquí – susurró. 

                    

La menor sin saber qué hacer, se acercó al gran ventanal de la oficina y observó la ciudad de Seúl. Quedándose ahí unos minutos, hasta que sintió una presencia en su espalda. 

                    

– Pensé que no estabas – comentó la rubia sin voltearse, mirando el reflejo de su jefa en el vidrio de la ventana. 

                    

– Pensé que no vendrías – devolvió. 

                    

La coreana soltó un suspiró y se giró, dando la cara a la japonesa que se encontraba... Dios, Jihyo tuvo que hacer un gran esfuerzo para no caerse de espaldas. 

                    

Sana siempre solía vestirse con trajes formales, al ser CEO, debía vestirse como tal. Pero ahora, al estar finalizando la jornada. La pelinegra se encontraba sin su blazer puesto, las mangas de su camisa dobladas hasta el codo y los dos botones superiores desabrochados. Su cabello estaba un poco desordenado y en su mano izquierda descansaba un vaso de lo que parecía ser whisky. 

                    

Se vería extremadamente atractiva. 

                    

– ¿Bebes en el trabajo, Minatozaki? – se burló. 

                    

– Sólo cuando estoy estresada – respondió dando un pequeño sorbo a su vaso – ¿Quieres? 

                    

– No bebo alcohol, gracias – negó – ¿Por qué estás estresada? ¿Mucho trabajo? 

                    

– Sí – asintió dejando el vaso en uno de los muebles del lugar – Mucho trabajo, además la organización de mi boda y por supuesto, una empleada que se empeña en desafiarme cada vez que puede. 

                    

Jihyo soltó una risa. 

                    

– Sí, Jeongyeon puede ser un poco estresante a veces – se hizo la desentendida, aunque sabía muy bien que se refería a ella. 

                    

– Claro – sonrió ladinamente – Park Jihyo... 

                    

– Minatozaki Sana– nombró suavemente – ¿Para qué me querías? 

                    

– Realmente no lo sé – admitió y se sentó en el sofá que había en la oficina – Sentí la necesidad de estar contigo a solas. 

PROSTITUTE || SAHYODonde viven las historias. Descúbrelo ahora