PROSTITUTE || SAHYO

Chapter 20: Yuna's Lullabye

Luego de que Jinyoung casi golpeara a Jihyo por haber herido su orgullo de machito y que Yoongi irrumpiera la oficina evitando todo, el castaño se fue de ahí hecho una furia. Pero al menos el ambiente se había tranquilizado, o al menos un poco... 

                    

– Hijo de puta, malnacido, imbécil, idiota, cara de verga, bastardo, maldito, vomito de caballo... – murmuraba Jihyo dando vueltas por el estudio de música – Excremento de perro, cartón de leche rancia, cara de fideo recocido, machito sin huevos, perro malparido, feo conche... 

                    

– ¿Ya acabaste? – preguntó Sana sentada en la silla que usualmente utilizaba Jihyo– Has estado por al menos treinta minutos maldiciendo a Jinyoung. 

                    

– Perdóname, sé que es tu novio y... – suspiró – Sana, ¿qué haces con ese tipo? 

                    

– Lamentablemente lo amo – se encogió de hombros, aunque aquella frase le dejó un sabor amargo el la boca. 

                    

– ¿Lo amas? 

                    

– Supongo – respondió sin pensar y se quedó en blanco. 

                    

¿Lo amaba? O sea, hablando sinceramente... ¿Realmente aún amaba a Jinyoung? Quiere decir, nunca antes le había levantado la mano ni dicho cosas tan horribles, ¿eso es una razón para dejar de quererlo? Sí, por supuesto que sí. La japonesa tenía claro que si lo perdonaba, iba a pasar otra vez, pero... ¿Qué podía hacer? Siempre vio a Jinyoung como el hombre de sus sueños, el hombre perfecto para ella, todos cometen errores y... Agh, la pregunta persistía, ¿aún lo amaba? ¿En qué momento empezó a dudar? 

                    

Claro, por supuesto que sí. Desde que conoció a Park Jisoo. 

                    

– Supones... – murmuró Jihyo incrédula – ¿Lo vas a perdonar? 

                    

– Es una decisión complicada – bufó – Pero no quiero hablar de eso, mejor háblame de tu hermana, ¿cómo es ella? 

                    

– Ella es... Lo opuesto a mí – sonrió con nostalgia – Es una niña carismática, muy risueña, recuerdo que cada vez que me veía triste, hacía cualquier estupidez para hacerme sonreír, a pesar de su corta edad, es muy madura. 

                    

– Me imagino, quisiera conocerla – admitió – Espera, tengo una idea. 

                    

– ¿Qué tipo de idea? 

                    

– ¿Cuándo es el cumpleaños de tu hermana? 

                    

– Hoy – respondió y Sana abrió los ojos – Pensaba ir el fin de semana a entregarle la canción, ya que estoy trabajando y no tengo tiem... 

                    

– ¡Nada de eso! – interrumpió la pelinegra – ¡Debes ir y estar con ella!