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Estacionados justo afuera de la casa del menor y acompañados por el sonido de la lluvia sobre el auto, las ventanas comienzan a empañarse. Kurapika se mueve sobre él (luego de que se hayan pasado a los asientos traseros para "más comodidad" y lo haya invitado a sentarse en su regazo) y sus manos aprietan la fina cintura debajo del buzo que el rubio tiene puesto.

Sus labios son tan dulces, es lo único que puede pensar mientras lo besa. Al parecer todos sus pensamientos se reducen al chico que tiene en frente, Chrollo no puede prestarle atención a otra cosa que no sea la boca de Kurapika contra la suya, su sabor y lo suave de su piel.

"¿Estás seguro de esto?"

"Pero la puta madre, te encadenaría la boca si pudiera" le respondió por la interrupción, se acerca queriendo obtener otro beso y Chrollo le corre la cara al segundo, deslizando una mano desde la cintura hacia abajo de forma tan descarada hasta cubrir con su palma la leve erección en los pantalones de Kurapika, quien se fuerza a ahogar su propia voz cuando recibe un apretón.

"¿Estás seguro, Kurapika?" pregunta nuevamente con un tono más grave. En respuesta, el rubio iguala su movimiento, Chrollo deja escapar una risa cuando siente un apretón en su entrepierna un poco más fuerte.

"Sí, nunca estuve tan seguro de algo" con eso, lo arrastra a un beso mucho más agresivo.

Las caricias inician simultáneamente. Kurapika se estremece al instante que la mano grande se mete adentro de su pantalón, el cual se baja dejando su pelvis algo expuesta. Un leve escalofrío lo recorre por el tacto de los dedos ajenos acariciando allí, a centímetros de su pene que casi lo hace creer que se está burlando de él. Mira hacia abajo, queriendo ignorar la pesada mirada de los ojos oscuros, pero la mano grande de Chrollo se ajusta en sus cachetes, volteando su rostro hacia él.

"Vas a mirarme a mí, ¿entendiste?"

El calor se aparta y Chrollo controla su cuerpo hasta dejarlo medio acostado contra los asientos.

Oh.

Se mueven como mejor pueden dentro del espacio. Kurapika alza sus caderas una vez que sus pantalones son tirados hacia abajo y su miembro salta a la vista.

La noche está oscura y fría, pero su anatomía se siente demasiado caliente y distingue perfectamente la figura de Chrollo encima suyo, un poco más abajo de lo que debería estar. Lo ve fruncir sus labios y un grueso hilo de saliva sale, cayendo en la punta de su pene que lo hace estremecerse y tal vez eso no debió parecerle extremadamente caliente pero, mierda, estaría mintiendo si dijera que no le encantó.

El mayor comienza a esparcir su saliva mezclada con el presemen por toda su longuitud dando apretones junto con las caricias. Sisea cuando la palma se pasea por su glande y sus dedos juegan en su tronco, encerrando la punta mojada de manera tortuosa.

Chrollo se alza hacia él y sus gemidos mueren en un nuevo beso hambriento, abriendo las piernas hasta donde tiene permitido, se menea para coordinar con los movimientos de la mano ajena. Los labios en los suyos hacen maravillas, lo besa y muerde tan bien que desea deshacerse en las manos expertas. ¿Puede haber algo mejor que esto?

Casi llora al dejar de sentir los gloriosos besos del otro chico, pero de repente todo el aire abandona sus pulmones cuando siente un delicioso calor envolviendo su erección. Chrollo baja su boca sobre su pene lo más profundo que puede y vuelve a subir de forma perfecta, ahuecando las mejillas para que sus dientes no lo rocen. Inicia un vaivén exquisito que lo hace delirar y los dedos de Kurapika van a perderse entre el cabello negro.

Una respiración caliente choca en su pene mojado cuando Chrollo se separa.

"Cojeme la boca"

Algo dentro de su estómago se revuelve y cumple, por supuesto que lo hace. Afianza el agarre en el pelo así dejar la cabeza del mayor en un ángulo fijo y mueve sus caderas con libertad, con el previo permiso del otro. Chrollo juega con la carne de las caderas ajenas, concentrándose en trabajar su lengua alrededor de toda la longitud que entra y sale con embestidas temblorosas pero decididas, casi duras.

Los dedos acarician su cabello despacio, así que decide seguir el trabajo por sí mismo ayudándose con una de sus manos que masturba lo que no cubre con su boca, apretando con la fuerza justa para hacerlo ver estrellas.

La lluvia en el exterior se escucha más fuerte cada minuto, así como el sonido vizcoso de su boca en el miembro de Kurapika y los gemidos de este aumentando la intensidad.

Gotas de saliva caen por el tronco. Se ahoga un poco cuando, sin aviso, Kurapika se entierra profundamente en su garganta, sosteniéndolo fuertemente para que no se mueva y él sólo alcanza a soltar todo el aire por la nariz en la pelvis suave del rubio. Un gemido agudo resuena en el interior del auto, mezclándose con el sonido de la lluvia, luego sale de la cavidad un breve momento para tomar un respiro. Chrollo deja su lengua afuera, mostrando lascivo el grueso hilo de saliva conectándolo con la cabeza rosada y brillante de ese bonito pene.

"Ay- mierda, Chrollo, espera" logra pronunciar con la voz mucho más aguda de lo que realmente es. "Voy a acabar."

Chrollo se limpia la boca con el dorso de su mano y regresa arriba, observando atentamente los ojitos grises brillantes por las lágrimas, los cachetes rojos y los labios hinchados. Con su mano libre, se encarga de levantar el buzo que cubre el pequeño cuerpo para dejar a la vista su torso y acariciarlo, sin dejar de bombear el miembro de Kurapika.

Se inclina hasta quedar de cara con el abdomen del menor y deja besos húmedos debajo del ombligo, que terminan cubriendo cada centímetro de piel.

Las piernas de Kurapika se aprietan a su alrededor mientras se sacude debajo suyo y con un gemido agudo finalmente se deshace sobre su estómago, tiras de semen manchan el rastro de besos que dejó anteriormente.

"Hijo de puta" dijo y Chrollo le respondió con una risa, adueñándose de los labios dulces del rubio por milésima vez en la noche, antes de estirarse hacia la parte delantera del auto así alcanzar las servilletas que pidieron antes en la heladería.

Kurapika se deja limpiar por el mayor, cubriendo su rostro con las mangas sueltas del buzo por la vergüenza. Luego de que todo este en su lugar, los brazos fuertes lo cubren para volver a dejarlo en el regazo ajeno e inmediatamente siente contra su muslo la erección dura del pelinegro. Hace el amague de hacer algo, aunque Chrollo no lo deja, sólo niega suavemente con la cabeza y le dedica una sonrisa.

E inician un beso mucho más largo.

MY EX'S FRIEND  || AU kurokuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora