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La habitación de Chrollo es demasiado él, de alguna manera. Paredes negras llenas de posters de bandas y uno que otro de Melanie Martinez color rosa, muebles oscuros con cada cosa bien acomodada, estantes llenos de libros a los que Kurapika se permitió echar un vistazo. Libros de todo tipo: terror, ciencia ficción, fantasía, incluso romance, mitología, política e historia, muchos de antropología sobre culturas, sociedades y tribus ocultas. Oh ¿eso fue un déjà vu?

Algunos lucen bastante viejos con las tapas gastadas, páginas amarillas y los títulos medio borrados, pero ni una sola pizca de polvo sobre ellos, todos perfectamente acomodados por categorías. Es como un paraíso, parecido a lo que él tiene en su propia habitación.

Algo en su pecho se siente cálido cada vez que recuerda todo lo que comparten en común, que quizá así Chrollo puede llegar a pensar que él es una buena compañía, que vale la pena, ¿para qué?

Un movimiento de reojo llamó su atención, la camiseta negra que Chrollo tenía puesta cae sobre la cama y su espalda queda descubierta. Kurapika traza cada línea con los ojos, cada músculo y cada cicatriz. Ve el pequeño tatuaje de cruz en su nuca algo tapado por su cabello negro, además del borde del tatuaje de araña en su bícep derecho. Se pregunta si habrá otro escondido en alguna parte de su cuerpo.

El mayor se da la vuelta y la mirada de Kurapika cae sin titubear al pecho grueso. Oh, Chrollo tiene piercings en los pezones, ¿cómo es que nunca se dió cuenta de eso?

"¿No te duelen?" preguntó. Chrollo lo miró confundido por un breve segundo y enseguida baja la mirada a su propio pecho.

"No, me los hice a los dieciséis, ya me acostumbre"

"Te quedan lindos" Kurapika se acerca a él y levanta su mano derecha que pronto es tomada por una mano más grande, alentándolo a apoyar su palma sobre la piel pálida, entre los pectorales. "Yo quisiera hacerme uno en el ombligo, pero mis viejos son medio rompe pelotas"

"Puedo hacerte uno si queres, mientras ellos no sepan"

El tacto de Kurapika se desliza hacia uno de los pezones perforados y Chrollo se estremece por el contacto de los fríos anillos de plata en sus dedos delgados.

"Ah, sos la mala influencia" responde con una sonrisa. Sus ojos caen más abajo junto con su toque, sus dedos delinean el camino de abdominales deteniéndose en el borde de los jeans, donde la V bien marcada en su pelvis se pierde. "¿Me dejas hacer algo?"

El pelinegro sonríe, presintiendo lo que sucederá a continuación.

"Depende, en menos de media hora tenemos que estar en el club"

Con un rápido tirón del borde de los pantalones negros, Kurapika empuja el cuerpo más grande con el suyo y se para de puntitas para dejar un rápido beso en sus labios, antes de descender hasta arrodillarse en el suelo, justo en frente de las gruesas piernas del mayor.

"Podría hacerte acabar en cinco minutos"

Chrollo deja escapar una risa.

"Mi hermana está abajo" contesta, un dato irrelevante que a los dos les chupa un huevo. Completamente fascinado por el atrevimiento, baja una mano hasta apoyarla sobre la cabeza rubia, sus dedos no pierden el tiempo de enredarse en los mechones dorados y empujar un poco el bonito rostro del menor hacia su erección formándose.

Kurapika se deja hacer, comenzando a desabrochar los pantalones con una sonrisa descarada, sin abandonar los orbes negros de Chrollo en ningún momento.

"Entonces no hagas ruido"

Al final, le llevó tres minutos y cuarenta segundos a Kurapika trazar con intensidad la carne venosa con su lengua, prestando atención a cada expresión y sonido del mayor, torturando toda la longuitud hasta que Chrollo llegó al orgasmo y terminó apoyado contra la cama por culpa de sus rodillas temblorosas. Con la excusa de estar apurados, Kurapika se montó encima suyo para liberar su propio miembro así rogar atención y, por supuesto, Chrollo estuvo encantado de encargarse de ello.

 Con la excusa de estar apurados, Kurapika se montó encima suyo para liberar su propio miembro así rogar atención y, por supuesto, Chrollo estuvo encantado de encargarse de ello

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MY EX'S FRIEND  || AU kurokuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora