Capítulo 05

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Lalisa Manobal.

Me despierto sobresaltada y me incorporo de golpe en la cama. El sol me ciega, haciéndome gemir antes de proteger mis ojos de los rayos brillantes. Estoy un poco desorientada y con mucha resaca. La vergüenza se desliza por mi espina dorsal cuando empiezo a recordar eventos confusos de anoche.

Practicamente había atacado a Sean en seco en una cabina de bar. Me tiré encima de mi futuro jefe porque estaba drogada con los recuerdos de Ji-yong y bebí tequila. Como no he estado con un hombre en años, anhelaba su toque, el líquido fue el catalizador de una noche llena de remordimientos.

Pero tan pronto como cedí a mis deseos, se apagaron como una sola vela en una habitación sin ventanas. Sean me depositó en el taxi y luego...

Ahí es donde todo se volvió confuso.

No puedo recordar un solo recuerdo a partir de ese momento.

Mirando hacia abajo, me estremezco al descubrir que estoy desnuda, el panico sube por mi garganta pero lo obligo a bajar rápidamente. Ji-yong no estaba aquí, fui yo, me desnudé sola. Una mirada rapida alrededor de mi habitación me dice que al menos no me arranqué la ropa antes de follarme a un extraño al azar, no hay pistas que indiquen que mantuve la fiesta anoche. Fiel a mí misma, incluso en un estado de desmayo, guardaba mi ropa en el cesto, pondría mis zapatos en el armario. La necesidad de probar cual mal estoy me abruma, así que salgo de la cama con los pies tambaleantes, agarro la mesita de noche para apoyarme cuando la habitación da vueltas a mi alrededor.

Mi coño se siente un poco doloroso. Debo haberme tocado en medio de la noche, un olfateo de las yemas de mis dedos me dice que también tengo razón en esa suposición. Al menos siempre puedo contar conmigo misma, incluso cuando estoy jodida más allá de la memoria.

Un vistazo rápido al cesto y al armario me dice que no estoy loca. Llegué a casa y me desnudé como de costumbre, con un suspiro de alivio, tomo la ducha más larga conocida por el hombre. Mis pantorrillas estan doloridas y el resto de mi cuerpo está adolorido debido a mi resaca del infierno.

Mi telefono vibra desde mi mesita de noche donde logre recordar enchufarlo anoche. Ahora recién duchada y secada, con una toalla envuelta alrededor de mi cabello mojado, camino desnuda hacia la cama, un escalofrío me recorre. La sensacion de ser observado por Ji-yong nunca se ha ido realmente, parpadeo para leer mi mensaje.

Aparentemente me he perdido varios.

Sean: Me divertí anoche. Lo siento si las cosas se salieron de control.

Sean: Déjame compensarte. ¿Cena esta noche?

Ya estoy sacudiendo la cabeza en desacuerdo. Me niego a pasar otro momento a solas con Sean, ya estoy horrorizada por mi comportamiento de anoche.

Sean: No era exactamente un caballero, así que no te culpes por esto.

Me muerdo el labio y vuelvo al baño. Quitándome la toalla y dejándola caer al suelo, miro mi reflejo. A pesar de mi estupidez de anoche, todavía me veo como la mujer que finalmente me forme para ser, ya no soy ella, la mujer envuelta en el pequeño mundo retorcido de Ji-yong. Soy sana, educada y exitosa.

Respira Lalisa, ya no tiene su mano alrededor de tu garganta.

Paso el resto de la mañana tomándome mi tiempo para prepararme. Una vez que mi maquillaje esta puesto y mi cabello se seca en mechones sexys, me rocio mi perfume y salgo del baño en busca de algo de ropa.

Tengo esa extraña sensación una vez mas de ser observada cuando entro en mi habitación. La puerta del dormitorio está rota, entrecierro los ojos para asegurarme de que nadie se asoma.

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