El misterio de una palabra

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-¿¡Curado!?- Espiral miraba a su amigo que sonreía, seguía teniendo orejas de gato y cola, sus ojos seguían siendo gatunos, pero tenía un aire más humano.- yo había asumido que morirías. ¿Cómo?..?

-Es un secreto, no te lo puedo decir por algún motivo- respondió.

Al final del pasillo Fuego andaba cansado, con ojeras y la mirada perdida. Cuando vio a Hoja se abalanzó sobre él.

Hoja recibió una agradable bienvenida de regreso a la faz de la tierra. Todo el mundo le había echado mucho de menos. Era un niño de presencia agradable y todo el mundo le apreciaba. Todos los que vivían en la base por lo menos. Fuego le regañó mucho por haber desaparecido y le dijo que el personalmente se encargaría de que no le hiciera daño a nadie ni a si mismo que ese era su trabajo, no el suyo. Fuego quería mucho a Hoja. Era como Tinta para Espiral. Una persona que le había cuidado desde que se metió en el lío gordo de la revolución.

- Y que no se vuelva a repetir - dijo Fuego enfadado.- por mí como si te conviertes mañana. No quiero que vuelvas a desaparecer.

Hoja aisntió y se abrazaron.

- ¿Qué dirán los espadachines? - murmuró el niño asustado.

- Que eres un tonto por creer que te lo van a echar en cara - respondió Fuego.- y si no, no merecen la pena. Vamos juntos y te disculpas aun así.

Y se fueron de la mano. Tinta y Espiral observaban la escena desde detrás de una puerta. Suspiraron al ver que todo iba bien.

- Al final todo ha salido bien - dijo Espiral.

- De momento... - respondió Tinta.- siempre hay alguien más lelo que de costumbre que se asusta y empieza a despicar contra el niño raro.

Espiral se encongió de hombros. Los dos juntos se dirigieron al jardín. Era muy difícil encontrarse con nadie en los pasillos. El eco de sus pasos generaba um ambiente de soledad.

- Intentemos ignorar este contratiempo - le dijo Tinta a Espiral. La había visto preocupada.

- Como voy a ignorar que Hoja a estado a punto de morir - dijo enfadada Espiral.- ¿y Gueco? ¿Gueco? No quiero que se muera.

Sus ojos estaban llenos de lágrimas.

- Tienen tantas probabilidades de morir como tú - dijo Tinta.- y con esto quiero dar esta conversación por terminada.

Dicho esto abrió un portal y lo atravesó de un salto dejando sola a Espiral. Ella no dijo nada ni hizo ningún gesto de frustración. Se secó las lágrimas con la solapa de su vestido y siguió nadando hasta que llegó al jardín. Había un grupo de revolucionarios hablando animada mente . Cuando la vieron se empezaron a dar codazos y a mandarse callar. Uno de los chicos, Cinta, se acercó a ella.

- Hola pequeñaja - dijo agachandse hasta estar a su altura. ¿Eres Espiral?

Espiral asintió asustada.

- Mi nombre es Cinta - siguió, tendiéndole la mano.- encantado de conocerte.

Espiral le tendió la mano. Azúcar estaba en el grupo y sonreía.

- Hola Espiral - dijo sonriendo.- ¿Qué tal?

- Bien - respondió secamente.

- No nos mires con esa cara - dijo Azúcar.- son unos amigos míos, Mar e Hilo vinieron conmigo y Copo es muy simpático. Nos hace gracia que te metieran en la primera misión y a Hoja también antes que a ellos. Copo entró pero Mar e Hilo no. Solo es eso. No dejáis de ser niños.

Espiral apretó los puños enfadada. Mar era una chica con pelo castaños y ojos azules como la noche, llevaba un mono azul y una espada envainada en la cintura. Sonreía arrogantemente. hilo igual, su pelo era gris y liso, le tapaba un ojo, el otro era claro como el cielo, tehí la barbilla afilada y una mirada fría e inteligente. Su ropa era blanca y bastante lujosa.

- Si el líder nos elijió fue por algo - exclamó Espiral enfurecida.- no cuestiones al líder.

Copo sonrío y acarizó los rizos de Espiral.

- Para entrenar deberíamos hacer un concurso dijo en voz baja.- Cami.

Y se fueron. Se fueron dejando a Espiral mirando al horizonte desde la capital. Dejando a Espiral sin saber que pensar.

EspiralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora