El fin de la la aldea de los colores

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Hace cinco años

Cami era una niña glotona, positiva y risueña. No merecía un destino triste. Pero aquel fatídico día demostró que el destino no es para los que lo merecen sino para los que lo controlan. Era por la tarde, su madre volvía de haber pasado el día entero en el manso. Tenía una cesta llena de tomates. Era todo lo que había conseguido quedarse. Tenía media cara cubierta por su pelo rubio como de costumbre. Cuando Cami pregtaba ella siempre respondía lo mismo. "Me gusta así".
Cami estaba jugando a pintar el suelo en barrado de las calles de azul. Fue entonces cuando Talia escuchó unos gritos procedietes de la plaza y spel sonido de cascos de caballos. Luego distinguió el olor a fuego y noto como u escalofrío recorría todo su cuerpo. Agarró a Cami de la mano y la arrastró en la dirección contraria. Corrió todo lo que pudo a lo más lejano del pueblo. Estaba e. Llamas. Cami gritaba y lloraba sofocada por el calor y el miedo.

- ¡Mama! - chillaba.- ¿Qué pasa?

Talia no respondía. Cami empezó a forcejear. Todas las salidas de la aldea estaban rodeadas por guardias que estaban asesinando a la gente e incendiaban todo a su paso. El barro antes azul se había teñido de rojo.. Los gritos de la gente desesperada intentado proteger a sus familias sin éxito y muriendo rewonqban por las no hace tanto tiempo alegres calles. Un guardia apareció en frente de Talia y la apuntó con una lanza.

- ¿Es usted revolucionaria? - preguntó firmemente.

Talia le pegó esuinazo y no paró de correr pero estaban por todas partes.

- ¿Es usted revolucionaria? - pregumtaban siempre.

Repentinamente Talia frenó en seco y le pegó un empujo a Cami.

- Corre y no pares. Cuando estes lejos, metete e una bola de pintura marrón de esas que haces. No salgas bajo ningún concepto. Pase lo que no pares de correr-gritó.

Cami solo se giró una vez para ver como su madre caía inerte al suelo atravesada por una lanza. Estaba muerta. Sus ojos se llenaron de lágrimas pero no paró de correr hasta que estuvo muy lejos y luego se metió en la burbuja de pintura.

***

Cando todo se llenó de silencio Cami salió de su burbuja. El silencio significaba que ya no quedaba nadie vivo. Sus ojos se llenaron de lágrimas de nuevo. Vagó como un fantasma grtado los nombre de todas las personas muertas. El paraje era muy triste. Todas las casas habían desaparecido y solo quedaban cenizas. Las casas que ella se había olewtado en pintar. Su esfuerzo y su trabajo habían desaparecido. Habían sido devorados por las llamas como su alegría. Y o podía entender porque. No podía parar de llorar. Entonces vio a un chico. Iba de negro y llevaba una capa y. a espada. No iba vestir como los guardias pero a así le dio miedo.

- Hola - dijo el chico - ven aquí.

Cami se le quedó mirando y siguió llora no con aún más fuerza. El chico se acercó y le puso una mano e el hombri

- Hola, no soy nadie malo, mi nombre es Tinta - dijo tranquilo.- quiero ayudarte. Dime tu nombre por favor.

- Cami... - dijo Espiral con la voz entrecortada.

Tinta se quedo callado y luego continuó.

- Escucha Cami - dijo tranquilo.- a partir de ahora no volverás a responder a esa pregunta con esa respuesta.

- No entiendo - dijo llorosa.

Tinta la miró.

- A partir de ahora cuando te pregunten por tu nombre, tu responderás Espiral - dijo - nunca debes olvidarlo. Pero tampoco debes olvidar quien eres.

- Ese es un nombre raro - dijo llorando la niña.- no quiero...

- No, no, no, no, no...- dijo Tinta apresuradamente.- no llores, no llores. No pasa nada. No voy a dejar que te pase nada así que no tienes que llorar. Yo te cuidaré.

Espiral paró de llorar y miró a su alrededor. Luego miró a Tinta. Se abrazó a él.

- Prometelo - dijo entre dientes

EspiralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora