CAPÍTULO 5

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Esa misma mañana, al despertarme, James ya estaba despierto, y parecía que estaba manteniendo una conversación bastante divertida con mi madre, porque ambos reían a carcajadas en la cocina o en el salón. Decidí salir de 'mi cueva', como mi madre acababa de llamar a mi habitación, mientras James reía sin parar. Caminé hacia el pasillo, y cuando ambos me vieron, se callaron al instante, como si no hubieran estado riéndose de mí.

—Buenos días bella durmiente —soltó James, miró a mi madre y ambos se rieron— ¿dormiste a gusto? ¿Necesitas que te preparemos el desayuno, su majestad?

—No, gracias —respondí amargamente— idos un poco a la mierda los dos, James, vete a tu casa, y mamá, tomate un café y deja de beber ya que no son horas.

Ambos me miraron atónitos, y me dejaron pasar hacia la cocina, donde me preparé un café y unas tostadas. Me senté de mala gana en el sofá y se me desparramó la mitad del café en el sofá.

—¡JODER ME CAGO EN LA PUTA! —James se sentó a mi lado, con una bayeta.

—Lau, cari, ¿estás bien? Porque te has despertado de muy mal humor, y el comentario que has hecho antes ha sido de muy mal gusto, para mí y para tu madre.

Le miré con una cara de casi ponerme a llorar, tenía razón, me había pasado, y era porque había leído unos mensajes en el móvil de James, de Terry, concretamente, en los que se hablaban un poco subidos de tono, ella le decía que iba a volver, y él respondía que tenía ganas de verla, que iban a hacer de todo cuando se vieran, sé que estaba mal haberlo hecho, pero al ver el móvil encendido y el chat abierto no pude evitar la tentación.

—Lo sé James, es que he visto algo al despertarme que no me ha sentado muy bien y lo he pagado con vosotros, ahora mismo le voy a pedir perdón a mi madre, porque me he pasado mucho. —Me levanté y la fui a buscar a su habitación, la puerta estaba cerrada y no se escuchaba nada, probablemente estaría llorando. Toqué la puerta y me indicó que pasara.

—Mamá, paso —abrí la puerta, entré y la cerré tras de mi —siento lo que te he dicho antes, es que he visto algo que no me ha gustado al levantarme, y lo he pagado con vosotros, lo siento mucho, en serio.

—Laurel, cariño, no pasa nada, estabas enfadada, lo entiendo, pero no es razón para llamarme a mi borracha y decirle a James que se vaya, pero bueno, acepto tus disculpas, ahora vuelve con tu amigo, que está solo en el salón, y ha venido aquí para pasar el rato contigo.

Volví al salón, después de la mini charla con mi madre, él estaba recostado sobre el sillón del salón, mirando el móvil, le miré, y lo escondió.

—¿Qué, Terry te ha dicho que quiere que la des en todas las poses posibles? —dije en un tono irritado, él sacó el móvil de nuevo y lo dejó sobre la mesa.

—Debería habértelo dicho, lo siento, es que fue muy de repente, ella me escribió y respondí sin pensar, pero ahora mismo la acababa de mandar a la mierda. —Cogió su teléfono, me lo enseñó y comenzó a escribirle a Terry el siguiente texto:

"Terry, me he dejado llevar por cosas que no deberían de haber pasado, la última vez que nos vimos lo pasé bien contigo, pero eso de que te vayas y vuelvas cuando quieras follar la verdad no es mi estilo, así que lo mejor es que no me vuelvas a escribir, si vuelves, que espero que no, no me busques, ni me llames, porque no quiero tener nada que ver con una tía que se abre de piernas cada vez que quiere algo, da igual si es un profesor, un pavo o el jefe de la NASA. Así que ojalá te vaya muy bien en donde coño estés, pero no vuelvas."

Verle escribir eso con tanta rapidez, me pareció absolutamente extraño, era la primera vez que James le plantaba cara a Terry, y estaba MUY feliz de que lo hiciera.

—¡Olé! Ese es mi James, plántale cara a esa zorra y déjale claro lo que vale. Que le folle un camión por delante y por detrás y que lo goce. —La cara de James pasó de asombro a risotada, le había hecho mucha gracia, pero sabía que tenía razón.

—Ven aquí, celosilla —dijo abriendo sus brazos, para que me acurrucara con él— ¿ya estás feliz? Ahora Terry no irrumpirá nuestro maravilloso romance.

Y así pasamos el día, entre abrazos, risas y llantos, estos últimos al ver una película trágica que había escogido mi madre, y por mucho que James lo negara, a él también se le había caído una lagrimita. Esa noche dormimos como las anteriores, pero nos echamos a dormir al instante, ya que al día siguiente ambos debíamos asistir al insti.

El despertador del móvil de James sonó a las 5:30, habíamos planeado en salir a correr juntos, ver el amanecer y pasar por su casa para preparar su mochila e ir al instituto. Yo cogí mi ropa de deporte y me apresuré al baño, donde me cambié intentando hacer el menor ruido para no despertar a mi madre. Al acabar le escribí un mensaje a James.

Laurel: avísame cuando termines para entrar al cuarto, yo estoy lista.

James: dame tres minutos.

Ahora que lo reflexionaba, mi conciencia llevaba mucho tiempo callada, a lo mejor se había muerto, para mi suerte.

Pues no querida, no te voy a dar ese placer todavía, lo que pasa que me había quedado embobada pensando en la bonita pareja que hacéis, y además estaba comprando un billete para irme a concie-hawaii, no te jode.

Eso me hizo gracia, incluso en mi cerebro tenía mal genio.

Es que despertarme a las 5:30 para correr es de locas.

James: ya puedes entrar pillina ;).

Laurel: voyy.

Y abrí la puerta, él estaba preparado, cogí mi riñonera y las llaves de casa, incluidas con las de casa de James, y ambos salimos de mi casa, rumbo hacia el gimnasio al aire libre.

Volvimos a mi casa sobre las 6:45 aproximadamente, mi madre ya estaba despierta y estaba desayunando, nos cambiamos de ropa y nos tomamos una ducha por turnos, mientras uno se duchaba el otro desayunaba y preparaba las cosas para el instituto y viceversa.

Salimos de mi casa por segunda vez a las 7:30, quedamos con Helen y juntos emprendimos rumbo al instituto del pueblo en el que vivíamos.

Atardeceres de soledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora