CAPÍTULO 6

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Seis horas más tarde salimos del instituto, primero salió james, ya que al ser del curso mayor, ellos salían cinco minutos antes. La segunda en salir de mi clase fue Helen, debido a que en los últimos minutos de nuestra clase de biología ella ya había recogido, mientras que yo, como buena estudiante que soy, seguí tomando apuntes, y como tuve que recoger todo, salí diez minutos después.

Al salir, vi que Helen y James estaban hablando, como de costumbre, pero cuando me acerqué pude presenciar que ella le estaba mirando con ojitos, espera un momento, ¿mi mejor amiga estaba ligando con el chico que me llevaba gustando desde que le vi? La respuesta era un amplio y rotundo sí.

Menuda zorra.

Conciencia, un poco de respeto.

Me la suda, puta zorra.

Me acerqué a ellos, y cuando llegué carraspeé, para que se dieran cuenta de mi presencia, Helen puso una excusa tonta de las que solía poner cuando quedaba con alguien y nos dejó a los dos a solas.

Laurel, pregúntale DISIMULADAMENTE sobre el ligoteo con Helen.

Manos a la obra, conciencia.

—James, ¿soy yo o estabas ligando descaradamente con Helen?

Lo de disimuladamente, ¿tú...?

—¿Qué? ¿Yo? A ver, pueden que esas sean las intenciones de Helen, pero a mí ella no me interesa, ni siquiera es mi tipo, a mí me gustan más bajitas, y las morenas, coge el ejemplo de Terry, ¿se parece en algo a Helen? Claro que no, no te rayes Lau, solo tengo ojos para ti. —Me miró con una sonrisilla pícara que hizo que todos mis celos y todo mi enfado se disiparan.

—Bueno, si tú lo dices... ¿Ya has avisado a mi suegra de que hoy me quedaba a comer? Donde caben cuatro, caben cinco, y sobre todo esta belleza, ¿verdad? —Pregunté bromeando, James y yo llevábamos preparando esto una semana.

Su madre nos cocinaría algo, nosotros nos lo llevaríamos a su cuarto, dónde veríamos una peli y después iríamos al pabellón de deportes, donde Isaac nos informaría sobre algo que llevaba previniéndonos desde hace una semana.

—Claro, ha hecho pastel de carne con zanahoria y patata, tal y como te gusta —mi cara se iluminó, el pastel de carne de su madre era mi comida favorita.

—Bueno, creo que el maravilloso pastel de carne de la señora Carson nos servirá para digerir todo lo que Isaac nos cuente en la charla de hoy por la tarde, ¿has visto el mensaje que ha enviado al grupo? —Estaba clarísimo que no lo había hecho, ya no solo porque nunca abría el grupo, sino por la cara de susto que en su cara apareció, no pude evitar reírme.

—¿¡Cómo que mensaje en el grupo?! ¡A mí no me ha llegado nada! Bueno, para que mentirnos, tengo el grupo silenciado y archivado, así que difícilmente me iba a llegar algo.

—Que desastre eres, nos ha pedido que llevemos las hojas de admisión al equipo y la equipación de las carreras nacionales, no ha especificado nada más.

—Vale, hoja de admisión y equipación, recuérdamelo antes de irnos.

Llegamos a su casa después de unos minutos, comimos, hicimos nuestros pertinentes deberes y cuando se acercó la hora de irnos a atletismo, saqué la bolsa de deporte de mi mochila y me aproximé al baño para cambiarme en la equipación. Cuando salí vi que James revolvía todo el salón en busca de algo.

—Laurel, tenemos un pequeño gran problema, no sé dónde puso mi madre la hoja de admisiones.

—Bueno James, tampoco te preocupes mucho, si no me equivoco, tienen una copia en los archivos de la entrada, pregúntale al señor Williams, que seguro que lo tienen, ahora cámbiate al uniforme, y rápido, que vamos a llegar tarde al final.

James corrió escaleras arriba, rumbo a su habitación, y salió unos minutos después en la equipación y con la bolsa de deporte, tal y como yo, y ambos salimos dirección al pabellón.

Veinte minutos después, aproximadamente, estábamos allí, y mientras él hablaba con el señor Williams de su papel de admisión al equipo, yo chateaba con un compañero de mi clase, se llamaba Jack, y era de la edad de James, de hecho eran amigos cercanos, pero como había repetido curso, ellos perdieron esa relación tan cercana, sin embargo, al estar en la misma clase que Helen y yo, nos habían asignado un proyecto juntos y charlábamos sobre cuando y donde hacerlo.

Perdona que te diga cariño, pero él te está tirando los tejos descaradamente, y tú, como eres tonta perdida, no te das ni cuenta.

Vamos a ver, conciencia estúpida, ¿por qué razón mínimamente coherente alguien me tiraría los tejos a mí?

Porque estás más buena que el pan y además tienes una personalidad de 10, ¿por qué si no?

Lo que tú digas, pero no me está tirando los tejos, solo me ha preguntado que si algún día estoy libre para quedar y hacer el proyecto.

No querida, lo del proyecto lo has añadido tú porque te ha dado la gana, pero bueno, engáñate todo lo que quieras.

Jack: ¿Entonces estás libre mañana? Para vernos un rato y quitárnoslo de encima.

Laurel: Sí, mañana me viene bien, ¿quieres que quedemos en la biblioteca a las 4?

Jack: Claro, a las cuatro en la biblio, no llegues tarde o empezaré sin ti ;).

Laurel: No creo que eso pase, ni siquiera te has enterado de qué va el proyecto.

Jack: Bueno, cosas que pasan, ¿para qué te tengo a ti de compañera si no?

Laurel: Exacto, bueno, voy a entrar ya a los entrenamientos, mañana nos vemos!!

Jack: Que no te hagan sufrir mucho, chao!

Y así fue, James se me quedó mirando con una cara que no sabría distinguir de qué mientras entrabamos todos en el pabellón central por orden de lista, según Isaac nos iba llamando.

Y al entrar la última en el pabellón, me di cuenta del panorama, habían venido los de la federación para hacernos unas pruebas físicas y ver si podían becar para la universidad a algunos de nosotros, para eso nos habían pedido la hoja de admisión y la equipación, teníamos que dar una buena imagen.

Me senté al lado de James, al cual miraba sin parar, mientras los dos cuchicheábamos.

—¿Te imaginas que nos becan? —Susurré emocionada— he oído que los de la federación son estrictos, pero que te abren un futuro en el atletismo.

—Yo no quiero que me bequen, eso significaría que tendría que dejar el fútbol, y no estoy por la labor, de momento estoy feliz con hacer los dos deportes, pero el año que viene voy a hacer las pruebas de acceso al equipo nacional, a ver si me consiguen una plaza y me becan.

—James, no me puedes abandonar, en serio, eres mi apoyo, ¿quién si no me va a animar a seguir corriendo cuando tengo el corazón en la garganta?

—Lau, cari, puedes hacerlo tú sola, ya verás. Aun así te iré a ver a todas las carreras, y espero que tú vengas a verme a los partidos, sabes que sin alguien a quien dedicarle los puntos, James no rinde igual —ambos nos reímos mientras escuchábamos a la señora de la federación, primero harían las pruebas los chicos y después las chicas, y yo ya estaba mentalizada que James no iba a rendir al máximo para que no le dieran la beca, o en el caso de que se la llegaran a dar, la rechazaría.

Atardeceres de soledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora