Bajando los tres pisos por las escaleras, Wooyoung busco en su morral el celular, lo encontró rápidamente ya que solo contenía: su celular, su billetera, y las llaves de su departamento.
No sabía dónde se encontraba Hongjoong, por lo tanto, no sabía dónde dirigirse, tal vez si Hongjoong no le contestaba, ¿iba a quedar como un completo demente si directamente se dirigía a casa de Hongjoong, y lo espera en su puerta? Lo más probable es que si, o se viera más como un acosador, o tal vez como una persona desesperada. Como sea, no le importaba.
Buscando y deslizando el icono de llamada, Wooyoung se coloca el celular en su oreja y espera. Al cabo de unos cuantos tonos, la voz de Hongjoong se escucha a través del aparato.
_ ¿Wooyoung? ¿Qué ocurre? _ Pregunta con un toque de preocupación en su voz.
Wooyoung tuvo un déjá vu de aquella noche en la fiesta de Sangyeon, cuando le había pedido a Hongjoong que lo recogiera. Si, sabía que haber llamado un uber o un taxi, o incluso a Mingi, aunque bueno, este lo hubiese mandado a la mierda; pero cualquier opción hubiese sido la alternativa más factible, más lógica. Pero inconscientemente cuando había tomado su teléfono fue directo al contacto de Hongjoong, y cual terco siguió el impulso que lo domino en ese instante, y lo llamo.
Y él muy tonto había contestado, y él muy tonto lo había ido a buscar, a las... ¿Qué hora había sido; tres, cuatro de la madrugada? Conduciendo casi por dos horas, entre la ida y la vuelta.
¡Estúpido! ¿Por qué seguía haciendo esto? ¿Por qué no lo mandaba al infierno? ¡Estúpido Hongjoong!
_ Wooyoung, ¿qué pasa?
¿Era tan anormal que Wooyoung lo llamara, que lo único que Hongjoong dijera siempre fueran esas tres preguntas?
Carajo.
Obviamente, sí.
Y eso hizo apretar fuertemente el objeto entre sus dedos.
Carajo.
_ No ocurre nada, Hongjoong. ¿Dónde estás? _ Pregunta Wooyoung al mismo tiempo que llegaba a la puerta de entrada y salida del complejo de departamento de Mingi.
_ En casa... ¿Por qué? _ duda Hongjoong.
_ Voy para allá.
Y sin esperar respuesta alguna, corto, y fue directo a la app de uber para solicitar uno.
En un poco más de media hora estaba frente al portero tocando el botón del timbre del departamento de Hongjoong.
_ ¿Quién? _ se escucha un poco de distorsión en la voz.
_ Yo, Hongjoongie, ábreme.
Espero unos segundos antes de escuchar el sonido característico del permiso de entrada, mientras un pico de ansiedad golpeaba su sistema, pero Wooyoung empujo la puerta y procedió a subir al departamento del otro chico. Y al llegar, procedió a golpear dos veces la puerta para que Hongjoong lo dejara pasar dentro.
Otros largos segundos de espera que le parecieron horas, logrando que otro golpe de ansiedad volviera a atacar su sistema, mientras pensaba que Hongjoong no iba a dejarlo entrar, que iba a ignorarlo y dejarlo ahí fuera parado en su puerta, como el idiota que sabía que era.
Pero también sabiendo lo terco que podía llegar a ser, volvió a golpear varias veces la madera con un poco más de fuerza.
_ Dios, Wooyoung-ah... _ dijo Hongjoong al abrir la puerta con el ceño fruncido. _ ¿No puedes esperar un segundo, verdad?
_ No, no puedo, _ dice mientras finalmente entra en la casa, da un par de pasos, y se queda parado dándole la espalda a Hongjoong.
_ No, eso es obvio _ murmura Hongjoong más para sí mismo que para los oídos de Wooyoung. _ ¿Qué ocurre? ¿Por qué no estás con los chicos viendo alguna película?
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Derribando muros
Любовные романыWooyoung ha resguardado su corazón para no enamorarse de nadie, con demasiados muros, demasiado fuertes, demasiado tiempo para que cualquiera pueda traspasarlos. Pero no contaba con que Hongjoong sin apenas intentarlo, los derrumbara poco a poco, u...