Capítulo 2

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Hongjoong se encontraba apoyado en la encimera de la cocina, con un vaso en una de sus manos medio lleno de un jugo de sabor a una mezcla de mango con naranja, en el departamento de Yeosang y San, en la fiesta de cumpleaños del último.

Dando un largo suspiro, Hongjoong pudo sentir el cansancio en su sistema; después de una semana de presión en su pasantía en el hospital; unas largas jornadas en su trabajo, bueno al decir verdad trabajaba como secretario en el consultorio de oftalmología de su padre, cuatro días de la semana, porque de algún modo tenía que pagar la facultad; y sumado a todo eso, después de estar en esta fiesta por casi dos horas, se sentía en modo automático; saludando a caras conocidas y otras no, hablando superficialmente en conversaciones con alguna persona o con un grupo. Porque ante todo, no quería parecer una persona mal educada.

Hongjoong preferiría mil veces algo mucho más tranquilo, y con mucha menos gente; porque ¿de dónde mierda había salido tantas personas?

El departamento de sus amigos no era tan pequeño, pero tampoco era enorme, tenía su cocina, su sala de estar, un baño, un balcón, dos dormitorios, y un muy pequeño cuarto que funcionaba como lavadero. Pero ahora, con tantas personas parecía como estar en una lata de sardinas.

Dio otro suspiro cerrando los ojos, para abrirlos nuevamente, y viendo sin ver realmente nada en específico, más que manchas borrosas de cosas y personas completamente indefinidas, mientras escuchaba una cacofonía de voces mezcladas con una música que no podía identificar, sus sentidos se sentían a flor de piel.

Y en toda esta neblina de estas sensaciones negativas, en esta nebulosa de rostros borrosos, facciones sin definir, rostros sin nombres, Hongjoong lo distinguió.

Claro como el agua.

Como el sol en un cielo completamente despejado de nubes.

Jung Wooyoung.

¿Cómo no reconocerlo?

Sentado junto a Yeosang y Mingi, mirándolo, intensamente; ¿Cómo no se percató de eso? ¿De una mirada que podría dejar un agujero en su pecho?

Y sin poder evitarlo, unas pequeñas descargas eléctricas recorrieron su espina dorsal, haciendo que su piel se pusiera de gallina mientras su cuerpo sufría un escalofrió de adrenalina, pero antes que pudiera decidir algún movimiento o que algún pensamiento claro pasara por su mente, su ceño se frunce hasta arrugar toda su frente cuando a su costado ve a un tipo random, que sin importarle en lo más mínimo la presencia física de Hongjoong, abrió la puerta de la heladera golpeando el costado de su cuerpo, y derramando lo que quedaba de la bebida sobre su ropa.

_Dios _ susurro.

Cerrando los ojos, respirando profundamente por la nariz y largando el aire por la boca, se dijo a si mismo que debía aguantar hasta que San se dignara a sacar la torta de cumpleaños, cantar entre todos la famosa canción de festejo, y después de eso iba a irse, mejor dicho, a teletransportarse a su propio departamento.

_ Oh no, realmente lo siento_, la voz del chico random hizo que Hongjoong abriera los ojos y viera la cara del otro levemente contorsionada por la culpa.

_ No te preocupes.

Con la intención de agarrar algo con que secarse, estuvo a punto de darse la vuelta, pero el chico random se le adelanto y tomo un repasador, pasándoselo por la cadera y por su muslo, donde estaba manchado.

_ No, en serio, déjalo así, no te preocupes _, dijo Hongjoong empezando a sentirse sumamente incomodo, cuando de repente y de la misma nada, el chico se arrodilla frente a él.

_ No, parece como si no hubieses llegado al baño _, dice sumido en lo que estaba haciendo, para primero dejar en shock a Hongjoong, y después sacar una sonora carcajada de él, completamente divertido por la situación.

Derribando murosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora