• D O S •

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Odio frustrarme porque me estresa amar algo, que debo odiarlo, porque amarlo sería estresarme y luego odiarlo frustradamente porque me estresa el amor.

~Nebu~

***

¿Pero qué mierda le pasaba a este idiota?

—Oye, me importa una mierda quien seas, pero yo estoy aquí porqué Nic Kebleb me contrató, así que abre la jodida puerta antes de que la tire de una sola patada y además aprovechó en darte una a ti también— grite lo más fuerte que pude para que pudiese oírme.

La puerta se abrió segundos después.

—¿Quién te crees que eres?— replicó— A demás las putas de Nic vienen los Viernes y hoy es ¡Domingo!— me gritó en la cara y volvió a cerrar la puerta.

Joder iba a matarlo enserio, iba a quemarlo vivo, iba a sacarle los ojos e iba a usarlos de pendientes.

—No soy ninguna jodida puta, pedazo de imbécil.

Adiós a la primera impresión.

—Pues entonces lárgate de una vez— se escuchó del otro lado de la puerta.

—Me estoy congelando el jodido trasero aquí fuera y estoy de mal humor para que un estupido gilipollas venga a decirme que hacer cuando no es a él a quien busco.

Coloque mis cosas en el suelo y patee la puerta hasta que esta se callo del otro lado.

—Te lo advertí, imbécil— recogí mis cosas y las llevé adentro del departamento.

—Fuera de mi casa— ordenó.

Já.

—¿Y si no qué?— lo reté.

—Voy a matarte en este instante— saco un arma que tenía en su cintura.

—El sentimiento es mutuo— saque yo la mía y apunte directo a su cabeza.

El hizo lo mismo.

—La única diferencia es que yo si me atrevería a disparar— le espeté molesta.

—¿Y crees que yo no?

No tenía idea, pero había que averiguarlo.

—¿Qué carajos está pasando aquí?— preguntó alguien y me volteé.

Oh mierda, ahora si que estaba en problemas.

¥

—Pasa que él— señalé al idiota que estaba sentado en un sillón— es un jodido imbécil que me llamo puta y me cerró dos veces la puerta en la cara— ahora mismo no sabía si había hachado a perder el plan, pero no iba a dejar que un idiota como él me intimidara.

Nic Kebleb estaba parado justo enfrente de mi pidiéndome explicaciones de porqué— cito textualmente— El imbécil de su hermano y yo nos estábamos amenazando a muerte.

Estaba aburrida.

—Ella entró a la casa a la fuerza y encima me amenazó— El imbécil me señalo.

—Nichollas, compórtate— lo riño su hermano.

¿Así que era Nichollas, eh?

—¿Y a todas estas, tu quién eres?— preguntó Nic observándome detenidamente.

¿Es que acaso los hombres eran todos idiotas o qué?

—Kendall Verscler

Me observo por unos segundos más y luego sonrió.

Reina del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora