☄ 𝐇𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐅𝐚𝐫𝐟𝐚𝐫𝐨𝐮𝐭: 𝐄́𝐩𝐬𝐢𝐥𝐨𝐧 𝐄𝐫𝐢𝐝𝐚𝐧𝐢 𝐁 ☄

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Fanart hecho por @akemiwritesbooks (o sea, yo) hace tiempo. Otra vez.


Eun-kyung Kim - Christina Kim

La historia de mi origen comienza ahí, en una Corea que antes estaba unificada. Mis abuelos nacieron y crecieron en aquella península, pero nacieron en los dos opuestos. Mis abuelos paternos, en una Corea del Sur irreconocible. Mis abuelos maternos, en una Corea del Norte que también costaba reconocer. Y repito; antes de la Guerra de Corea, el país era uno solo. No había necesidad de diferenciar entre "surcoreanos" o "norcoreanos". Todos eran coreanos. Iguales.

Cuando la guerra de Corea inició, mis padres eran jovenes adultos. Mi familia materna vivía en una zona de playa, donde mi abuelo acostumbraba a salir a caminar con un hermano que vivía cerca. Mientras mi familia paterna, vivía en una pobre Seúl en la cual se hacía costumbre ver a personas masacradas en la calle por los estragos de la guerra.

La familia de mi papá tenía un pequeño almacén. Y cuando la aldea de mi mamá fue atacada, hicieron valijas y escaparon en una odisea que, si yo estuviera ahí, definitivamente hubiera muerto.

Mis abuelos Eun-ji y Jun-seo llegaron primero a Seúl. Le pidieron trabajo a mis abuelos Ye-joon y Hyun-soo y ellos los tomaron cuando vieron lo desesperados que estaban.

El vínculo de confianza fue instantáneo, y sobre todo cuando mi madre, Eun-yeong, se enamoró de mi padre, Ye-jun, y viceversa. Él era soldado de la guerra de Corea, pero le prometió que cuando la guerra terminase, se casarían. ¡Y sí! Se casaron en 1953, cuando dieron el grito en alto de que la guerra había acabado.

No obstante, conmigo en camino tirando a 1956, supieron que yo no sería feliz en la ahora conocida como Corea del Sur. Mi padre Ye-jun temió que la guerra volviese a iniciar y que una de las bombas asesinase a su hija.

Mi abuelo Jun-seo se ahorró el decirle que no iba a pasar nada, y que no temiese porque él ya vivió el dejar a su familia en el Norte y el saber que nunca los volvería a ver o saber de ellos.

Entonces, mi familia pidió asilo en Estados Unidos. Eligieron Chinatown, un barrio de Nueva York, para asentarse y abrir un negocio en conjunto.

Allí nací; Mi nombre de nacimiento es Christina Kim pero mi nombre coreano es Kim Eun-kyung. Se escribe "김은경". Eun-kyung significa "gracia y honor" y mi apellido significa "oro". Siendo franca, de oro fue la valentía de mis padres para pensar más en mí que en ellos y escapar a un país donde sabían que yo podría vivir tranquila y bien.

Mi familia era numerosa. No, no tenía hermanos, pero todos mis abuelos vivían en el mismo complejo de departamentos que yo y tuve la suerte de poder crecer con los cuatro.

Debido al poco contacto que tenía con niños americanos, mi abuelo Jun-seo se volvió mi mejor amigo. Era un anciano amistoso, amor puro. Le gustaba quedarse en casa porque no le gustaba el escándalo, y los barcos. Solía armarlos de madera con sus propias manos y me solía regalar muchos de pequeña. Incluso, una vez, hizo una lancha de madera a la que le puso Eun-kyung y me dijo, de broma, que con esta lancha podría viajar a las estrellas, navegar por la tierra entera e inundarme de la belleza del mar.

Era constante tener una sonrisa en la cara, hasta que caí en lo mala que puede ser la gente a veces.

— ¡Maldita sea! ¡Están en Estados Unidos! ¡¿Por qué demonios no hablan inglés?! — vociferó uno de los clientes, molesto. Mi padre y yo estábamos en la caja del negocio, hablando de algo en su idioma. El cliente buscó otro motivo para atacarme a mí y a mi padre, hasta que notó mi presencia — esa niña es tu hija, ¿No?

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