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Parte 1
Perspectiva de sally y Larry
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Sal y Larry estaban en el dormitorio, discutiendo por una infidelidad. Sal había descubierto que Larry le había sido infiel con una mujer que había conocido en el trabajo y Larry se había arrepentido.

-¿Cómo has podido hacerme esto, Larry? ¿Cómo has podido engañarme con esa mujer? - dijo Sal, furioso.
-Lo siento, Sal. Lo siento mucho. Fue un error, una tontería, una debilidad. No significó nada para mí. - dijo Larry, angustiado.
- Sal: No me vengas con excusas, Larry. No me mientas, Larry. No me insultes, Larry. Me has traicionado, me has herido, me has roto el corazón. - dijo Sal, dolido.
-  No te he traicionado, Sal. Te quiero, solo te quiero a ti. Me has salvado, me has curado, me has hecho feliz. - dijo Larry, desesperado.
- ¿Qué dices? Si me quisieras, no me habrías engañado. Si te hubiera salvado, no habrías buscado a otra. Si te hubiera hecho feliz, no habrías necesitado más. - dijo Sal, incrédulo.
-  No es así, Sal. Te quiero más que a nada en el mundo. Me salvaste de mi pasado oscuro y violento. Me hiciste feliz con tu amor y tu bondad. - dijo Larry, sincero.

Larry se acercó a Sal y le cogió las manos.

-  Por favor, Sal. No me dejes. Te necesito. Eres mi esposo, eres mi vida. - dijo Larry, suplicante.
- Suéltame, Larry. No te creo. No te quiero. Eres mi esposo, pero no eres mi vida. - dijo Sal, rechazándolo.

Sal se soltó de Larry y le dio la espalda.

- vete de aquí, Larry. Vete con esa mujer o con quien quieras. Pero no vuelvas nunca más. - dijo Sal, tajante.
- No me voy de aquí, Sal. No quiero a esa mujer ni a nadie más que a ti. Solo quiero que me perdones y que me des otra oportunidad. - dijo Larry, insistente.

Larry se abrazó a Sal por detrás y le besó el cuello.

-  Te lo ruego, Sal. Perdóname y dame otra oportunidad. Te prometo que nunca más te haré daño. Te prometo que seré fiel y leal hasta el final de mis días. Te prometo que te haré el hombre más feliz del mundo. - dijo Larry, apasionado.
-Déjame en paz, Larry. No te perdono ni te doy otra oportunidad. No me importa lo que me prometas. No me importa lo que me hagas sentir. No me importa nada de ti ni de nosotros. - dijo Sal, frío.

Sal se zafó de Larry y le miró con desprecio.

- Te odio, Larry. Te odio con toda mi alma. Eres el peor esposo y el peor padre del mundo. Eres un egoísta, un mentiroso y un traidor. Eres un monstruo y un desgraciado

Perspectiva de los niños
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Jonathan, Lisa, Emma y Noah estaban en el cuarto de juegos, jugando tranquilamente con sus juguetes favoritos. Jonathan tenía sus coches, Lisa tenía sus muñecas, Emma tenía su conejo rosa y Noah tenía su estrella amarilla. Los cuatro se llevaban muy bien y se divertían mucho.

De repente, escucharon unos gritos que venían del dormitorio de sus padres. Se asustaron y se quedaron quietos, escuchando con atención.

-  ¿Qué pasa? ¿Por qué están gritando papá y mamá? - preguntó Jonathan, preocupado.
- No lo sé. ¿Será que están peleando? - preguntó Lisa, asustada.
- Paaa... - dijo Emma, lloriqueando y abrazando su conejo.
-  Paaa... - dijo Noah, haciendo lo mismo con su estrella.

Jonathan se levantó y se acercó a la puerta del cuarto de juegos. La abrió un poco y miró hacia el dormitorio de sus padres. Vio que Sal y Larry estaban discutiendo por algo. No entendía muy bien lo que decían, pero notaba que estaban muy enfadados y tristes.

- Chicos, venid. Papá y mamá están peleando por algo. - dijo Jonathan, llamando a sus hermanos.
-  ¿Qué? ¿En serio? - dijo Lisa, levantándose y acercándose a Jonathan.
-  Guaa... - dijo Emma, siguiendo a Lisa con su conejo en la mano.
-  Maaa... - dijo Noah, haciendo lo mismo con su estrella en la mano.

Los cuatro se pusieron detrás de la puerta del cuarto de juegos y escucharon la discusión de sus padres.

- Vete de aquí, Larry. Vete con esa mujer o con quien quieras. Pero no vuelvas nunca más. - dijo Sal, tajante.
- No me voy de aquí, Sal. No quiero a esa mujer ni a nadie más que a ti. Solo quiero que me perdones y que me des otra oportunidad. - dijo Larry, insistente.
- Suéltame, Larry. No te creo. No te quiero. Eres mi esposo, pero no eres mi vida. - dijo Sal, rechazándolo.
- No te he traicionado, Sal. Te quiero, solo te quiero a ti. Me has salvado, me has curado, me has hecho feliz. - dijo Larry, desesperado.

Los niños se miraron entre ellos con miedo y confusión.

-  ¿Qué está pasando? ¿Por qué papá dice que quiere a otra mujer? ¿Por qué mamá dice que no quiere a papá? ¿Por qué se dicen esas cosas tan feas? - preguntó Jonathan, angustiado.
-No lo sé. No entiendo nada. ¿Será que ya no se quieren? ¿Será que se van a separar? ¿Será que ya no nos quieren a nosotros? - preguntó Lisa, llorando.
-Naaa... - dijo Emma, sollozando y apretando su conejo contra su pecho.
- Naaa... - dijo Noah, haciendo lo mismo con su estrella contra su pecho.

Los niños se abrazaron entre ellos y se pusieron a llorar.
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Dia a Día De La familia Johnson FisherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora