Au Inverso

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Yo te deje caer y me arrepiento de no seguirte

Yo te vi precipitarte, te oí llorar, te sentí quebrarte, te sentí... Y siempre será mi tormento.

Recuerdo cuando te conocí, caminabas apurado del otro lado del pasillo con un montón de pergaminos en las manos, solo pude leer "Jardín del Ende" y pensé que sería hermoso si un ángel tal bello lo estaba diseñando.

Te vi por segunda vez frente a la blanca mesa de dios, mientras presentabas tu proyecto tan emocionado que tu sonrisa brillaba cual constelaciones de Baraquiel, casi me dio vergüenza hablar de mis pequeños inventos, los insectos por qué no estaban a la altura de tu resplandeciente creatividad.

Te admiraba. Así que cuando te busque en la gran guerra solo pude ver a un ángel asustado, buscando protección, refugio, con la respiración agitada y las alas alborotadas, no supe que hacer mi querido Gabriel, no me dí cuenta que el poco tiempo que tuve para salvarte lo gaste en observarte como si estuviera en shock.

No supe de ti en siglos y sufrí pensando en la miseria a la que injustamente el infierno te había condenado, fue entonces que surgiste de la nada como la más viva llama del mal y toda la luz de tu preciosa existencia había sido absorbida por el tiempo, tus ojos eran negros, tan negros que solo mirarlos me generaba malestar, tu cabello tan peinado había sido recortado y un traje gris y sucio te vestía, casi no te reconocí, casi se me sale una lágrima.

Te iba tan bien como le podía ir a un demonio, con un puesto de duque infernal mientras yo era un ángel archivero de clase 7 al que le gustaba ignorar las reglas y bajar a la tierra a ver tu más bella creación, los árboles de manzana.

Fue un honor tropezar contigo entonces aquella noche de navidad bajo la noche estrellada y helada de Londres, me trataste con desdén pero no podía evitar sonrojarte cada vez que te miraba a los ojos, tal vez me recordabas, tal ves solo encontrabas mi presencia agradable.

—¿Un Ángel archivero? ¿Que hace un ángel archivero en la tierra?

—Me gusta bajar de vez en cuando, la tierra es un lugar muy bello

—No es tan impresionante —Me dijiste con tristeza y recelo

—Lo es, hay tantas cosas que ver y hacer

—Que ingenuo

Sabía que el cielo te había fallado, que el dolor de perder tu dignidad y tú pureza seguía quemando, ardiendo en tu pecho, quise consolarte pero apenas dí un paso cerca de ti me miraste con hostilidad antes de suspirar y desaparecer entre la noche.

Comencé a asistir con regularidad a aquel punto, a veces solo te observaba y otras te anunciaba mi presencia, poco a poco tu odio se volvió calidez y aprendiste a mirarme sin querer matarme, fue le mejor regalo que tú pudiste ofrecerme.

50 años después el cielo se enteró de mis constantes salidas, me reprendieron y baje al puesto de ángel archivero nivel 10, maldecí en mi mente porque gritarlo sería la peor ofensa de mi vida en cielo santo de Dios. Eso provocó que dejara de asistir a verte semanas enteras. Fue entonces que me di cuenta que mi existencia era únicamente atarme al trabajo burocrático que tanto odiaba, no podía ser solo esta mi eternidad, no quería que fuera así, sin tener la oportunidad de bajar de nuevo a la tierra a ver mis creaciones y las tuyas, no era justo, así que con todo en mi contra baje nuevamente a buscarte, te hallé sentado en el verde pasto con la mirada pérdida, te llamé y me miraste con sorpresa.

—Llevas mucho tiempo sin venir

—El cielo se dio cuenta de mis salidas, han bajado mí rango

—Suena terrible pero y aún así estás aquí

—No me importa, no me importa si me mandan al último rango, quiero estar contigo y verte

—Eres tan ingenuo y tienes la misma edad que yo ¿Cómo es posible?

—Has vivido demasiado, yo vivo mi eternidad trayendo y llevando papeles, el cielo es otra cueva, una prisión como en infierno pero más iluminado

—No tienes idea de lo que dices

—Tal vez te entiendo más de lo que crees y aún no lo sabes

—No es posible, será mejor que regreses, la tierra no es para ángeles archiveros rebeldes

—El cielo tampoco, créeme

—...

—¿Duele caer?

—Como no te imaginas, es la mierda más dolorosa que he experimentado

—Eso asusta un poco

—Lo que viene  después es peor

—¿Qué tan malo es?

—No quieres saberlo

—Tal vez sí

Me miraste como si hablara incoherencias y yo te sonreí pensando que tú eras mi ancla a la cordura. Así que comencé a planearlo, mi infinidad a tu lado, mi condena serías tú.

...

—Bazathiel, por traición a tu bando te condenó al infierno y todos sus tormentos, te condeno a caer, que las llamas infernales quemen tu rostro y que tus creaciones, las moscas, te atormenten hasta la locura

Sonreí por dentro, pensando "Por fin juntos querido Gabriel"

Ineffable Bureaucracy weekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora