Por ti. Por mi.
Por nosotros.
Cuando la vida nos arrebata a las personas que amamos algo dentro de nosotros se rompe y como si fuera inevitable comenzamos a cargar con pesadas cadenas qué nos impide olvidar.
Cruz Medina, un j...
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De vez en cuando a todos se nos cae la vida, se nos quiebra el alma y dejamos de existir por breves momentos en los que desconectarnos de todo nos hace bien y esta bien, no siempre tenemos que mostrarnos fuertes porque sentir solo significaba una cosa, vida y si algo había aprendido era eso, que no siempre puedo ser fuerte y que mi dolor era válido como cualquier otro sentir que existiera dentro de mi.
La vida no es siempre como la vemos.
La vida me estaba enseñando de muchas maneras que por muy corta que sea, debía apreciar cada momento y abrazar cada parte de mi, de mis virtudes hasta mis defectos y mirarme frente al espejo como un tesoro, porque si ella me consideraba de esa forma yo no podía ni ganaba nada restándome.
Comprendí que hasta lo más diminuto e insignificante para unos puede ser un tesoro valioso para otros, ante los ojos correctos todos nos convertimos en oro.
La vida era mucho más hermosa que una canción, que las simplicidad que la conformaba la hacía grandiosa, extraordinaria.
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Mirar aquellos colores que la adornaban me parecía entretenido, era hermoso no podía negarlo.
Me encontraba de pie, ante la tumba de la mujer que lo fue todo para mi, estaba tan limpio y bonito como la última vez que lo vi, azul, como su color favorito, aun tenía aquella placa que llevaba su nombre "Adamary Prescott" con un pequeño sello en forma de rosa, sus flores favoritas y una leyenda escrita "La simplicidad de las cosas hacen un mundo extraordinario", vaya que lo sabia bien.
Acaricie aquella placa con la yema de los dedos y en ese momento el aire pego en mi rostro “cuando sientas el cálido aire acariciarte el rostro, seré yo abrazando tu alma” sabia que era ella, me estaba acariciando la piel delicadamente mientras yo acariciaba su recuerdo y por muy extraño qué sonará el lugar olía como ella y era delicioso, era como tenerla a mi lado.
Me tomo unos segundos mas para poder abrir los ojos, todo era tan perfecto, aun podía sentir su tacto, su amor. Sentirla a ella cerca de mi aunque no fuera físico… Era mucho más que eso.
