Jungkook tiene un admirador secreto y cree saber quién es.
¿Alguna vez sentiste ese temor de no ser lo suficientemente bueno para una persona?
Así me siento yo.
Porque tú eres etéreo.
Eres oro.
Eres arte.
-Tu admirador secreto.
Jungkook suspiró.
"He...
MI CORAZÓN sombrío te busca, sin embargo, y amo tu cuerpo alegre, tu voz suelta y delgada. Mariposa morena dulce y definitiva como el trigal y el sol, la amapola y el agua.
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"Perdón por no poder acompañarte, mamá me pidió ir temprano a casa" Hoseok le dijo mientras colgaba su mochila en el hombro.
Jungkook negó con la cabeza.
"Está bien, voy solo"
El omega tardó en salir cuando su amigo ya estaba afuera del aula y se iba con apuro. Él caminó con lentitud, sin ganas y cansado porque la carga emocional era demasiado densa para su cuerpo.
Y pensó que todo había cesado, el día escolar había terminado, que volvería a su casa y descansar.
Pero ver aquello fue como un golpe directo al corazón.
Una tragedia griega romántica.
Jungkook cruzaba las puertas de la escuela cuando un panorama desgarrador para él se divisó delante de sus ojos, del otro lado de la calle.
Taehyung, quien había faltado a clases, apoyado contra la pared de la cafetería y Seo Soojin acercándose a él.
Sintió que algo se derrumbaba dentro suyo, como un castillo, porque el alfa le sonrió a la omega, charlaron un poco y luego comenzaron a caminar juntos hacia los suburbios, donde Jungkook sabía que Soojin vivía.
Su omega quiso morir.
Se dio cuenta que era el obstáculo de los demás estudiantes que salían así que siguió su camino, un poco perturbado por lo que había visto.
Taehyung se iba con Soojin, Taehyung se iba con Soojin, Taehyung y Soojin...
Las lágrimas no le pidieron permiso para salir, simplemente se deslizaron por sus mejillas al mismo tiempo que algo ocupaba cada rincón de su interior y lo envenenaba.
¿Qué iban a hacer? ¿Por qué se iban juntos? ¿Iban a...?
No, no, no.
No pienses eso.
La abruma lo invadió, como una niebla porque no supo identificar bien el lugar dónde estaba tal vez porque había caminado tanto sin darse cuenta, tratando de escapar de algo que lo perseguía porque sin importar cuánto corría, su corazón seguía doliendo en él.
Se frenó con los ojos húmedos, el pecho atacado y un dolor de cabeza insoportable.
Desesperado sacó su celular y buscó el número de su mamá, la llamó y esperó que ella le contestara.
