II

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Al llegar a su casa, Alhaitham señaló el sofá y ambos nos sentamos.

Voy a tener una conversación contigo y tú vas a tener que leer mis labios, ¿está bien?

Asentí y le miré fijamente, esperando a que comenzara a hablar. Desvió su mirada un momento para después poner sus ojos sobre los míos.

—¿Tienes ganas de la cena de esta noche?

Asentí y él sonrió un poco, en ese momento sentí miles de mariposas volando por mi estómago.

—Es posible que vengan Aether y Paimon.
—Ojalá vengan, llevamos mucho tiempo sin verlos.

Una amplia sonrisa apareció en su rostro, cosa que hizo que yo también sonriera como un estúpido mientras lo miraba.

—Buscaremos la forma de que puedas volver a oír, lo juro.

Le rodeé con mis brazos y él no tardó ni un segundo en corresponder el abrazo.

El día pasó lentamente, y ahora nos preparábamos para la cena. Cuando terminé de ducharme y vestirme pude ver a Alhaitham ya preparado, con su ropa habitual, menos cargada que de costumbre.
Yo no llevaba mi ropa habitual, iba con una camiseta pegada y unos pantalones, para nada mi estilo, pero no me apetecía vestirme como me vestía en el desierto.

—¿Vamos?

Asentí y me llevó hasta la puerta. Cuando llegamos pude ver a Dehya y a Dunyzard, ambas se acercaron y Alhaitham les dio la libreta.

—No sabía que la habías traído.

Se encogió de hombros y Dehya comenzó a escribir.

No te preocupes, sigues igual de guapo.

Me reí al leer lo que Dehya había escrito y unos minutos después pude ver a Candace, la cual no llegó la última vez.

—¡Cyno! ¿Por qué no has estado en el desierto hoy?

Solo pude ver sus labios moviéndose, era raro no recordar perfectamente su voz. Y era aún más raro que no todos en Sumeru supiesen ya de mi condición, la voz se corre rápido y como ya no trabajaba en la academia pensaba que todos lo sabrían.
Alhaitham se acercó a ella y le dijo algo, seguramente un "se ha quedado sordo" y ella me miró con sorpresa.

Lo siento mucho :( —Escribió

Sonreí y negué con la cabeza, restándole importancia.
Estuvieron un rato hablando mientras yo estaba a un lado, sin entender ni una sola palabra.
Sentí un par de manos en mis hombros y me sobresalté, cuando le di la vuelta vi el cabello rubio de Aether y a Paimon a un lado.

—¡Paimon te ha llamado tres veces!

Pude leer sus labios y no dije nada, solo me encogí de hombros y miré a Aether.

—Estás muy extraño, no has dicho ni una sola palabra.

Antes de hablar giró la cabeza para mirar a los demás, así que no entendí ni una sola palabra.

—¿Qué has dicho?

Me miró y Paimon habló de nuevo.

—¡No grites, no estamos sordos!

Seguramente Paimon gritó y eso hizo que todos en el lugar se acercasen a Aether, abrazándole para darle la bienvenida.
Alhaitham agarró a Paimon de su pequeña muñeca y la señaló mientras le decía algo que no podía entender, pero su mirada hizo que Paimon se pusiera obviamente nerviosa y se pegase a Aether mientras le susurraba algo al oído.
Le pedí la libreta a Alhaitham y me la ofreció.

Silent love || CynothamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora