Rosa a sangre

5: No muerdas la mano de tu amo.

Notas al final del capítulo.

Los Hao, una familia acostumbrada al lujo, visitan con frecuencia un lugar que parece sorprenderles: un campo de golf. Ricky, el observador habitual de sus partidas, pronto se aburre y busca algo más interesante para ver. Sin embargo, cada vez que intenta desviar la mirada, se encuentra con la vigilancia constante de los guardias. Siente que cada movimiento que hace, incluso tomar su bebida, es observado con cuidado.

Ricky deja de prestar atención a su entorno cuando ve al señor Hao acercándose a él.

— Tengo una reunión próxima, quiero que estés presente — le dice el señor Hao. Pero Ricky está distraído por la aparición de Ji Woong, quien es escoltado por un guardia a lo lejos. Con su vestimenta casual y sus gafas de sol en la mano, parece una jodida broma.

— Señor Kim — saluda Ricky con respeto, pero sin ocultar su desdén.

— Ricky, qué bueno verte por aquí — responde Ji Woong. — ¿Te diviertes viendo cómo juegan los demás? — pregunta mientras mira alrededor.

— La verdad es que no mucho — responde Ricky con sinceridad. — Solo observo — agrega con indiferencia. Ji Woong parece divertido por su respuesta.

El señor Hao interviene en la conversación:

— Veo que se llevan bien, estaba preocupado por que fuera lo contrario y hacer de esta reunión incómoda. Ricky no le gusta estar con extraños.

— No se preocupe, señor Hao. Ricky y yo nos llevamos muy bien al parecer. ¿No es así, Ricky? — Ji Woong responde con un tono amigable pero burlón.

— Sí, nos llevamos bien — Ricky asiente en silencio.

El señor Hao parece satisfecho con esta respuesta y se aleja para retomar su juego de golf en pausa. Ricky y Ji Woong se quedan solos en un incómodo silencio.

— ¿Por qué estás aquí? — Ricky rompe el silencio

— Fui invitado por el grupo Hao. No es fácil entrar aquí, ¿verdad? — Ji Woong se encoge de hombros.

Ricky asiente y deja de hacer preguntas innecesarias. Ji Woong sonríe ante su respuesta y se aleja para unirse al partido de golf. Ricky se queda solo, observando con una expresión pensativa en su rostro.

— ¿Qué trama el señor Hao? — se pregunta Ricky. Tiene la sensación de que algo no está bien. El grupo Hao no suele invitar a extraños a un lugar tan privado como este. Piensa que Zhang Hao debe tener algo que ver con todo esto, pero él no está hoy aquí.

Y Ji Woong es un misterio para él. Siempre sonríe y es amable, pero hay algo en su mirada que le dice a Ricky que hay más de lo que parece. No entiende qué es lo que pasa. No puede evitar pensar en lo extraño que es todo esto. ¿Por qué el señor Hao invitó a Ji Woong? ¿Y por qué Ji Woong aceptó la invitación? ¿Que se la ha propuesto para que aceptara?

Estas preguntas rondan su cabeza mientras están dentro, comiendo con los demás invitados. Todos conversan animadamente, incluso Ji Woong parece disfrutar de la charla con los ancianos. Sus esposas cotillean sobre las últimas noticias de las revistas. Ricky se siente fuera de lugar y decide levantarse e ir a tomar aire. Su vista está borrosa por un momento. Se recupera en unos minutos y vuelve al lugar.

— Debe pagar por lo que hizo, es un pequeño perro que mordió la mano de su amo — Ricky escucha la respuesta del señor Hao y presta atención a la conversación. — Esos pequeños perros deben conocer su lugar — añade.

La conversación gira en torno al empleado que robó al señor Ding, el dueño de una cadena de farmacias en Corea y en el mundo. Ricky no está de acuerdo con la forma en que hablan de él. El hombre dijo que su hijo necesitaba ese medicamento con urgencia. Los hechos han sido confirmados y parece que no tienen compasión por ese pobre hombre que, al no tener recursos, decidió robar.